Capítulo 31

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(...)
Se llevan bastante bien esos dos...

POV. Keira

Cuando Chris gritó que se rendían les hice señas a los de mi grupo para que salieran de su escondite pero con cuidado. Subí mi cabeza lo suficiente por encima de la mesa como para apoyar mi barbilla en el borde. Miré enfrente y ahí se encontraban todos los del equipo contrario con las manos estiradas por encima de la cabeza, incluído Christian. Sonreí victoriosa y les volvi a hacer señas a mi equipo para que salieran del todo.

- Bien, ahora después de la diversión toca el trabajo. A ver, todos los de 16 para arriba van a venir conmigo para enterrar a los caídos.- Todos tragaron duro antes de asentir.- Excepto Lily y Abby que van a ayudar a los menores de 16 a bañar a todos los pequeños.- Las nombradas asintieron y se pusieron manos a la obra.- Los demás nos bañaremos cuando hayamos enterrado a todos los licántropos y quemado a los vampiros.- Todos asintieron, conformes.- Bien, pues... A trabajar se ha dicho.

Fuimos enterrando uno a uno a todos los caídos. Cada vez que alguno de nosotros encontraba a un familiar, a un pariente lejano, a un amigo, escuchabas sollozos, veías lágrimas silenciosas y traicioneras surcar nuestros rostros, algunos incluso llamaban al de al lado para que recogiese el cuerpo de su padre o madre. Yo fui la primera en empezar a recoger cadáveres. No me daban asco, puesto que tan solo habían pasado unas horas desde que murieron, si no respeto, porque aquellas personas eran en su mayoría inocentes que habían estado en el lugar equivocado en el momento equivocado, y otras que habían muerto por proteger a los suyos. Habíamos contado el numero de muertos y hecho un cementerio donde cavamos tantas tumbas como muertos había. Uno a uno fuimos llenando los agujeros. Cavando, llenando, tapando. Cavando, llenando, tapando. Llevaba dos horas haciendo eso y empezaba a cansarme. Todavía quedaban dos cuerpos. Mis padres. Al ser los alphas los enterramos un poco apartados de las demas tumbas. Vi por última vez los pálidos rostros de mis padres antes de que quedaran sepultados bajo tierra. Me apoyé en la pala que había estado usando y me sequé el sudor de la frente. Miré a mi alrededor y me di cuenta de que algunos de los chicos que estaban a mi alrededor estaban muy afectados por la muerte de sus familiares. Sonreí tristemente.

- Chicos, vayan a descansar,.mañana me direis los nombres de los que no querais ir todavía al instituto y los que vayamos tenemos que levantarnos pronto para coger el bus. Mañana iré yo con vosotros.- Añadí con una sonrisa cansada. Ellos asintieron y corrieron a la cabaña a bañarse de dos en dos. Por fin llegó mi turno de meterme bajo el chorro de agua. Me lavé bien el pelo para quitar la harina y el huevo del cuero cabelludo y me froté con una esponja el resto de mi cuerpo. Tan fuerte froté que me quedó la piel algo irritada. Mientras me daba con la esponja había pensado en que si hubiera llegado antes al claro, seguramente ahora vivirían más quileutes. Sacudí la cabeza y cerré al grifo. Me puse una toalla que me cubría hasta dos dedos encima de la rodilla y salí del baño, con la mala suerte que recordé que no había paredes dentro de la cabaña. Tarde.

Vampiro y hombre lobo, ¿imposible?Onde histórias criam vida. Descubra agora