Capítulo 1

7.8K 487 21
                                    

Llevo dos horas golpeando un saco de boxeo. Dos malditas horas. Pero no me doy cuenta de que pasa el tiempo. Estaba recordando el dia en el que mi personalidad cambió. El día en el que mi hermano murió. Dios, estoy muy pesada con ese tema, ¿cierto? Lo siento....

Bueno, golpeo el saco una y otra vez,  imaginándome que es el responsable de mi desgracia. Un nombre se repite en mi mente. Demon. Muy apropiado para la persona que lo porta, si me permitís añadir.

Cesé los golpes cuando sentí mis nudillos húmedos. Los observé, curiosa por saber lo que me pringaba los dedos, y me llevé una decepción. Tan solo era sangre porque me había abierto lo nudillos. Observé fastidiada mis manos. Por qué tendría que sangrar? Si no sangrara no me tendría que detener. Maldito aparato circulatorio...

- Si sigues así, vas a acabar con las manos rotas y no le vas a poder patear el trasero a Demon cuando lo veas...- dijo una voz grave y muy conocida para mi a mis espaldas.

- ¡David!- exclamé dándome la vuelta y saltando a los brazos de mi mejor amigo.- ¿Qué haces aquí? ¿No estabas en una misión?

- Si, pero ya terminamos.- me contestó con una enorme y resplandeciente sonrisa en el rostro.

- Oh David, te eché de menos primito...- le confesé abrazandolo más fuerte.

- Yo tambien fiera, pero si no me sueltas creo que tendrás que ir preparando mi funeral...

- ¡¡¡Oh, dios, lo siento, lo siento, lo siento...!!!- Dije mientras lo soltaba rápidamente.

- Jajaja, no te preocupes, por suerte no me rompiste una costilla como la última vez...

Me sonrojé intensamente cuando recordé aquel día. David había ido a una misión arriesgada para echar a unos rogues que se habían internado en nuestro territorio. No volvió hasta pasados dos dias por no sé qué problemas y cuando volvió estaba tan preocupada por él que le di un puñetazo en la cara dejándolo con la nariz rota y después le di un abrazo tan fuerte para intentar disculparme que sin querer le rompí una costilla. Soy así de amorosa (nótese el sarcasmo). Suerte que los quileutes sanamos rápido...
- Bueno, vamos a correr? -Me preguntó con un brillo especial en los ojos. Era ese brillo que aparecía cuando realmente anelas algo. No me pude negar.
Recogí mis cosas y le dije a David que esperase fuera mientras me cambiaba y duchaba. Cuando terminé estas acciones salí del gimnasio, no sin antes despedirme del dueño y la recepcionista con un ligero movimiento de cabeza. Ellos sonrieron, pero no les molestó que yo no devolviera el gesto, saben que el único que me hace sonreír de manera natural es mi primo. Cuando traspasé las puertas me di cuenta de que hacía más frío que cuando entré. Mejor- pensé, así cuando corriera entraría en calor.
- ¿Lista? - me preguntó David con una sonrisa que prometía diversión, risas y mucho más. (En el buen sentido e.e malpensadas)
Sonreí de la misma forma.- Siempre.

Vampiro y hombre lobo, ¿imposible?Where stories live. Discover now