Capítulo IV

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Enigmático Lord
IV
La "calma" antes de la tormenta

Mientras caminaba por los jardines de Chatsworth, Kagome estaba sumida en sus pensamientos, meditaba sobre su vida pasada en Manchester, en Sango y en su padre, incluso en su madre.

Recordaba los buenos y malos momentos, las sonrisas y las lágrimas, todo lo penoso y todo lo alegre fluía en su mente con cada paso que daba, los recuerdos inundaban su cabeza como una catarata salvaje llena de sentimientos y emociones, por un lado, sentía nostalgia, pues sabía que aquellos días ya no volverían, y por otro sentía cierta repulsión, al pensar en los malos y terribles momentos que su padre le había hecho pasar, formando así un contraste y una batalla en su mente, que no tenía tregua ni fin.

Eran esas cosas las que ocupaban sus largos y silenciosos paseos por la naturaleza, solo ella misma y su propio ser.

Desde que había llegado y comenzado su nueva vida, había descubierto que  de cierta forma, caminar le ayudaba a crear conexiones consigo misma que ninguna otra acción o pasatiempo podía, pues meditaba, pensaba y analizaba todas sus acciones pasadas bajo el silencio que los árboles y las plantas podían ofrecerle, incluso podía sentirse espiritualmente en paz.

Cuando sintió el cansancio en sus piernas, se detuvo y se sentó en una de las bancas que poseía aquel majestuoso lugar, aquello se había vuelto parte de su rutina, admirar y apreciar aquellos jardines se había vuelto uno de sus pasatiempos preferidos, observó los pinos y los rosales con formas exóticas, y se preguntó cómo se verían en invierno, y es que ya podía sentir el viento fresco del otoño que ya estaba próximo, todo comenzaría a perder su bello color en un ciclo sin fin.

— Su excelencia, ha llegado una correspondencia para usted —La voz semi rasposa de Jaken le despertó de su ensoñación, éste le extendía respetuosamente en una bandeja un sobre con una misiva.

Ella frunció el ceño extrañada, la tomó mientras le decía con una sonrisa divertida:

—Muchas gracias, señor Jaken. — El mayordomo asintió —Ya le he dicho que no me llame su excelencia, me conformó con señora Kagome — el anciano frunció el ceño ligeramente incómodo.

—Si, señora Kagome —

La jovencita vio como este le hacía una reverencia y se retiraba  mientras reía bajamente, no entendía porque le costaba tanto llamarla sin tantas cortesías, la señora Kaede se veía muy conforme, alzó sus hombros ¿Qué se le podía hacer?

"—Perro viejo no aprende nuevos trucos—" Pensó la joven.

"—¡Pero que muchacha más insolente!—" pensó al mismo tiempo el mayordomo amargado mientras se retiraba con el ceño fruncido, no podía ni pensar como es que aquella jovencita imprudente había llegado a ser la esposa de su querido señor.

El mayordomo de la casa, Jaken, era un anciano, andaba por todos lados detrás del joven Lord Taisho por razones de agradecimiento, al igual que Kaede llevaba años sirviendo a la familia Taisho, y su lealtad no conocía límites después de que el Marques le salvara la vida, pero a diferencia de los demás, Jaken era bastante estricto, perfeccionista hasta tal punto de volverse medio amargado.

Esa era la impresión que a ella le daba, pero volviendo al asunto de la misiva, Kagome abrió la misma rápidamente aunque ya podía suponerse de quién se trataba por el sello, era una carta de la Duquesa de York, Lady Izayoi, avisándole de su próxima visita el fin de semana a Chatsworth junto con su esposo para realizar las debidas presentaciones que por asuntos personales y de tiempo no pudieron realizarse con antelación.

Enigmático LordWhere stories live. Discover now