Capítulo XVI

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Enigmático Lord
XVI
De vuelta a Chatsworth

Los días siguientes del mes de Diciembre, siguieron en una relativa y pacífica calma casi inaudita en York, sobre todo por los acontecimientos que habían transcurrido a espaldas de casi toda la familia Taisho.

El Duque había decidido mantener el secreto que había descubierto a su esposa y a los demás miembros de su familia incluyendo, y por sobre todo a Kagome, ya que no quería destruir por ningún motivo el vínculo que estaba creciendo entre la Marquesa y el Marqués de Ailsa, que recién empezaba a echar raíces, y para no crear enemistades familiares.

El Lord por su parte, se mantuvo tranquilo a pesar de saber que su padre y otra persona que desconocía sabía de aquel escándalo, sabía que su padre no diría nada al respecto, pero... ¿Qué tal la persona que se lo había dicho? No sabía sus motivos o sus planes, sus intenciones, tal vez podría ser un enemigo o alguien que deseara repercutir en el prestigio de la familia Taisho y el ducado... Planeaba preguntarle a su padre quien había sido el confidente de su secreto, sin embargo, la mayoría de las veces que trató de hacerlo habían personas a su alrededor la mayoría del tiempo, por lo que terminó deduciendo que si su padre estaba tranquilo, quien le había contado sobre aquel tema había sido alguien de confianza y ética intachable, y dado que la única persona ajena que había visitado hacía unos días atrás a la mansión de York había sido el doctor Koga, por lo tanto él se había enterado de alguna manera de aquello, pero... ¿Cómo?

Se encargaría de averiguarlo por sus propios medios.

De todas formas, ese asunto no era tan grave mientras se mantuviera en secreto.

Al menos no para él y sus sentimientos, aquellos que lo traían tan confundido últimamente, desde que le había dicho a su padre lo que sentía medianamente por su esposa, no paraba de pensar en ella, en su sonrisa... En todo lo que le provocaba toda ella, porque sentía que necesitaba hurgar en todo lo relacionado para encontrar respuestas a esa pregunta... ¡Esa maldita pregunta!

Cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día... Que pasó en York, se aseguró de pasar un poco de tiempo a su lado, pensaba que si ocupaba tiempo a su lado podría encontrar algún indicio o respuesta... Pero cada vez, se sentía más confundido.

Para Kagome, no era diferente en absoluto. Cada momento que pasaba en York, cada lugar que visitaba, cada nueva cosa que veía, era como un tesoro preciado que guardaba en su mente en forma de bellos recuerdos, cada paseo por la nieve en compañía de sus amigos, y de él... Cada nimiedad, cada tontería, cada broma y risa... La atesoraba en su memoria, y lo disfrutaba al máximo. Quería guardar todo lo que pudiera antes de volver a Chatsworth.

De vez en cuando pensaba en Sango, en Shippo, en la anciana Kaede, y deseaba llevar un recuerdo para ellos de York, tal vez no sería lo mismo que si estuvieran con ella, porque nadie podría viajar por un recordatorio o por simples recuerdos relatados de la mejor manera, pero para ella sería un lindo detalle salido de los más cálidos aprecios.

Por ello, en uno de los paseos que había podido concertar en un día que el clima les dio tregua, Kagome, en compañía del Lord que conocía más que bien cada calle y callejón de York, se dispuso a comprar los obsequios para sus amigos tan apreciados.

Una bella peineta de plata para el cabello, una caja de dulces añejados, y una brújula maravillosamente decorada fueron sus compañeros en aquella travesía. El Lord que no había preguntado por aquellos regalos, se hizo una idea de para quienes eran, sin embargo se limitó a sonreír ladinamente.

—Mi lord—Kagome se giró hacia el Lord para pedir su opinión — ¿Usted... Cree que al señor Jaken le agradaría este reloj de bolsillo? — Pregunto mientras miraba un lindo ejemplar en una caja — Antes de irnos supe que se había descompuesto el suyo... Y me gustaría llevarle un presente por su grandioso trabajo—

Enigmático LordWhere stories live. Discover now