Enigmático Lord

Capítulo XXVI

Enigmático Lord
XXVI
Resolución

La explosión ruidosa de aquellos cañones al realizar el disparo, no fue suficiente como para ahogar el grito de terror que salió de unos labios ajenos a los que hasta hace unos momentos estuvieron presentes.

No paso ni un cuarto de segundo cuando, entre ambos caballeros, se interpuso un bello semental de pelaje marrón oscuro, alzándose majestuoso en sus dos miembros posteriores debido al sonido estremecedor de la pólvora al estallar, mientras cargaba en su lomo la figura esbelta y femenina de la Marquesa.

— ¡Detengan esta masacre! — Exclamó la muchacha aferrándose fuertemente a las riendas para no resbalar de la silla de montar.

El curso de las balas se había trazado—por pura fortuna—de manera tal que no había impactado en ninguno de los cuerpos de ambos caballeros, pero aunque había sido un milagro, la sola presencia de aquella majestuosa dama era suficiente como para distraer toda la atención de aquel suceso tan magnifico. Él más sorprendido —o al menos, el que más demostraba su sorpresa repentina — era Koga, sus labios se abrían y cerraban sin poder emitir una sola palabra o alguna oración cuerda, los padrinos eran presos del shock del momento, Hakaku y Ginta guardaban silencio y Jaken solo mantenía la boca abierta sin poder cerrarla, Sesshomaru por su parte, bajo la pistola de inmediato y frunció sus labios incrédulo, parpadeo ligeramente como para asegurarse que no miraba un espejismo producto de su desvelo.

—Lady Kagome... ¿Pero qué hace usted aquí? —Preguntó anonadado Koga, después de haber tomado el suficiente aire como para articular algo coherente.

— ¿Todavía se pregunta usted que hago aquí? —Respondió llena de una obviedad molesta—Pues deteniendo semejante estupidez... ¿Qué creen que estaban haciendo? — La ultima oración fuera de una burla insolente era más como una reprimenda de una madre hacia unos infantes.

Los cabellos ligeramente despeinados por la acción del viento, la ropa de dormir arrugada y cubierta por aquella gran capa, montada sobre aquel corcel al que sólo le faltaban alas para convertirse en un Pegaso celestial, le daban a Kagome un aura divina pero fiera, que no pasaba desapercibida por ninguno de los presentes, incluyendo nuestro Lord, que solo podía admirarla con un fervor imparable.

—Pero mi Lady... ¿Pretende usted quedarse al lado de este caballero? —Pregunto incrédulo, haciendo énfasis en la última palabra.

Kagome, quien suavizó su ceño, dirigió su mirada al Lord, conectándola con la suya propia, el destello de sus ojos dorados le permitía albergar una gran esperanza en su pecho, sonrió y devolvió su rostro a los ojos cielo que le miraban llenos de esperanzas quebradas.

—Caballero, comprendo los motivos que le han impulsado —comenzó—Y aunque reconozco que sus acciones no fueron realizadas con maldad, sino por una crecida empatía hacia mi persona... Debo decirle que ha cometido un grave error señor... —Su dulce voz resonó en los oídos de Koga como el eco en una cueva—Existen cosas muy ciertas sobre Lord Taisho, pero yo, puedo asegurarle de buena fe... Que le ha juzgado mal... Él es un caballero, honorable, es un hijo que si no perfecto, se acerca mucho a la definición, es un hermano recto pero inteligente, y es un esposo... —Dedico entonces su mirada de nuevo a Sesshomaru recibiendo una a cambio, de sorprendida incredulidad—del que yo no podría sentirme más dichosa... —Una sonrisa surco sus labios— ¿Comprende usted porque deseo permanecer a su lado? —

— ¡Pero usted...! —El de cabello azabache desvió su mirada, mordió su lengua y recapacito por unos minutos en el más arduo y doloroso silencio orgulloso— Lo comprendo... —Admitió finalmente derrotado, en aquellas palabras de rendición, podía sentirse una vergüenza casi aparatosa —Le pido una sincera disculpa su señoría... Me retiro del campo y de igual forma la ofensa realizada en su nombre —Reverencio entonces a ambos y se encamino hacia los padrinos.