Capítulo XX

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Enigmático Lord
XX
Noche de media luna

Dime, luna, tú, astro antiguo, que conoces los secretos del mundo, tú que eres testigo de los amoríos entre amantes ¿porque has de cubrir medio rostro, ante las lágrimas y el dolor de una de tus confidentes? ¿Guardas luto por los dolores de su corazón ante la verdad que ya sabías?

Realmente no existe mayor suplicio, que el de un corazón roto, resquebrajado por las heridas provocadas por una acción oculta.

Kagome se llevó las manos al pecho, sintiendo una terrible sensación, como si no pudiera respirar, una fuerte opresión en el pecho provocada por una fuerte ansiedad, realmente no deseaba creer lo que escuchaba... Deseaba, con el alma creer que no era así. Que él... No había sido tan vil como para haber cometido un acto tan cruel como aquel, y haber sido cómplice de tal bajeza.

¡Cuánto deseaba no haber escuchado esa conversación! ¿Por qué se había reclinado para escuchar algo que era ajeno?

Cerró sus ojos para tratar de calmarse, respiro unas cuantas bocanadas de aire y decidió, que necesitaba salir a como diera lugar de aquella casa, porque dentro de su mente solo existía un torbellino de emociones fuertes como para dejarle pensar con claridad y digerir aquella verdad que se le había ocultado.

Sus andar frenético le llevo al recibidor de aquella hermosa casa en la que residía desde hacía meses y que ahora solo parecía a sus ojos, en vez de un hogar, una prisión. Se encontró entonces con la figura encorvada del señor Jaken junto a la de la anciana Kaede, ambos mantenían una conversación sobre las trivialidades de sus quehaceres, absortos de que Kagome estuviera en su presencia sorprendiéndose al escuchar su voz justo a sus espaldas.

— ¡Señora! —Se inclinaron ambos apenados de que la joven les hubiera tomado desprevenidos.

—Señor Jaken... —La voz, que trataba de mantener firme parecía querer quebrarse como los trozos de una cerámica — Quiero que ensillen a un caballo de inmediato —

Jaken, se sorprendió con la orden no sólo porque era extraña en ella, sino por la forma en la que la pronunció, casi podía jurar que se quedaba sin aliento, entonces procuro a aconsejar el uso del carruaje.

— ¿No deseará que le preparen el carruaje ama? Salir a caballo a estas horas es muy peligroso—Aconsejo temeroso, no quería ser reprendido por el joven señor si posteriormente se enteraba de que la señorita había salido sola y que el principalmente la había dejado ir—Al amo...—

— ¡Por favor! —Exclamó, asustando incluso a la anciana que dio un paso hacia atrás y parpadeo con el único ojo que poseía, Kagome segundos después se arrepintió, el solo escuchar la mención de Sesshomaru sintió que se le revolvía su ser —Lo lamento...Es una orden señor Jaken —

El anciano, que siempre había sido mordaz por su mal temperamento, asintió sin decir mayor palabra y se retiró para cumplir la orden mientras pensaba: « ¿Pero que le sucede de repente a esta muchacha? ¡Y yo que pensé que estaba componiendo su locura...! ¡El amo Sesshomaru se va a molestar mucho si algo malo le pasa y para mi desgracia seré el responsable!»

—Mi abrigo, señora Kaede —

—Sí, joven ama —La anciana consternada por aquel comportamiento tan mordaz y extraño en la jovencita tan dulce, acercó la capa colocándola sobre los hombros de Kagome y ajustándola, le tendió los guantes, para después observarla salir a toda prisa como si estuviera huyendo, en cuanto el señor Jaken apareció para anunciarle que Ah-Un estaba disponible para su uso y que le esperaba afuera en compañía de un mozo de cuadra.

Enigmático LordWhere stories live. Discover now