Capítulo XI

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Enigmático Lord
XI
Arquería

Pasos resonaban entre los pasillos, la servidumbre realizaba las tareas de aquella enorme casa con suma calma y una felicidad que desbordaba, colmando cada rincón de aquella mansión de una paz superior a cualquier otra que jamás se haya visto.

Kagome caminaba observando todo con agrado y una pizca de curiosidad, había dejado a su esposo en compañía de su hermano y su padre, discutiendo sobre los asuntos financieros de los títulos y las propiedades después del desayuno, Lady Izayoi por su parte se ausentó al pueblo para hacerle una visita a la modista quien debía entregarle un vestido nuevo para la noche buena, que se celebraría con una cena justamente el día de mañana.

Aprovechando que se encontraba sola, decidió admirar el arte de los pasillos con cierta calma, toda la arquitectura de aquella casa era como ver una gran obra de arte hecha por el mejor artista, grandes ventanales de los mismos dejaban que la luz natural se colara por cada rincón dándole un aspecto mucho más fresco y vigorizante que la luz artificial producida por las velas.

Los últimos días, los había pasado entre charlas y paseos por el condado de York, junto a Lady Izayoi y Lady Kikyo afianzando el lazo que se había creado el primer día que había tenido el placer de conocerlas, incluso había entablado varias charlas con el hermano y el padre de su esposo, Inuyasha y Toga respectivamente, aunque lo único que lamentaba era, que la relación con su esposo no parecía avanzar en demasía, y no es que aquello le afectara mucho, después de todo, aquello había sido por obligación... Sin embargo, se sentía tan agraciada con aquella familia que no podía evitar sentirse algo deprimida por el hecho de que, ellos esperaban que entre ellos hubiera amor, dado que Lady Izayoi había sido bendecida por poder casarse con el amor de su vida, al igual que Lady Kikyo, sin embargo, ella no había tenido esa oportunidad, y tenía que pretender algo que no tenían... Porque ellos, eran casi como desconocidos.

Mientras pensaba esto, se acercó a uno de los ventanales cerrados, para observar el jardín nevado de aquella casa, donde pudo divisar el cabello negruzco de Lady Kikyo entre el paisaje blanquecino, acompañado de la seda de su vestido que era lo que más llamaba la atención de aquel paraje, tan rojo como la sangre viva.

Le llamó la atención, ya que era raro verla a estas horas de la mañana fuera de la casa, y por pura curiosidad, decidió salir para hacerle algo de compañía.

Se encaminó a la salida después de colocarse el abrigo en conjunto con su vestido, que en esta ocasión resaltaba entre el paisaje, por su color verde oscuro, atravesó el jardín lleno de nieve hasta llegar casi a su lado, llevándose una gran sorpresa, porque después de pensar que la joven estaba paseando por el jardín, se dio cuenta que era todo lo contrario.

A unos metros de ellas, había una diana a la que ya se le habían disparado menos de media docena de flechas, la pelinegra sostenía en sus manos con extrema concentración un arco de madera tradicional y una flecha bien tensada, que al soltarla, se dirigió a toda velocidad al centro del blanco.

— ¿Quieres intentarlo? —Preguntó girándose hacia ella con una sonrisa pequeña.

—La verdad... Nunca lo he intentado... Pero me gustaría intentar —

—Inténtalo —Animó.

Kagome, quien siempre había sentido una extraña predilección por el deporte, se acercó y tomó el arco entre sus manos junto a una flecha, tomó el lugar que había sido de Kikyo, e imitó la posición de ella, a pesar de que era la primera vez que sostenía entre sus dedos la madera de un arco y una flecha.

Enigmático LordWhere stories live. Discover now