Complejo

13.1K 915 161
                                    

David

—¡Levántate David! —Habló Edson en mi oído.

—¡Ugh! ¿Por qué eres tan molesto? —Lo alejé con mi mano.

—Sólo te estoy despertando.

—Cinco minutos más —murmuré cambiando de posición en la cama—. Además, ya estaba despierto. Gracias por nada.

—No digas que no te avisé —advirtió.

—Ajá.

—Me ducharé primero —anunció, entrando al baño.

—Ajá, vale —dije fastidiado. 

—¡Ya despierten! —gritó mi madre entrando a nuestra habitación—. Oh. Eres sólo tú, David.

—Sí, sólo yo.

¿Nadie conoce una mejor forma para levantarme que gritar?

—Deberías aprender de Edson y levantarte primero —djo y se fue de la habitación.

—Supongo que debería ser igual a Edson —musité.

Unos minutos después mi molesto hermano salió del baño con una toalla alrededor de su cuello y el pelo mojado.

—Lo siento David, el agua caliente se ha acabado.

—Qué conveniente —dije sarcástico—. Siempre haces eso.

—¿Hacer qué?

Arruinar mi vida.

—No me tomes por tonto —Lo miré con desdén.


***

Cuando acabé de alistarme y decidí bajar, me encontré con Carrie y Edson terminando de desayunar. Mi padre tenía un periódico en su regazo y veía las noticias en la televisión mientras mi madre preparaba un café, probablemente para él.

—Carrie, ¿segura que no quieres más licuado?

—No, estoy bien. Gracias tía —Sonrió la castaña.

—¿Y tú, Edson?

El pelinegro negó con la cabeza, demasiado ocupado mordiendo una tostada con mermelada.

—¡David! —Carrie agitó su mano animadamente cuando me vio.

—Hola.

—Siempre tan frío —Se quejó.

—Y tú siempre temprano aquí.

—Si no me quieres ver aquí no vuelvo a venir —dijo resentida, aunque obviamente no lo iba a cumplir.

—Haz lo que desees —Caminé hacia la puerta.

—¡David! ¿No vas a desayunar? —preguntó mi madre, con notable preocupación en su voz.

—No, gracias.

Salí de la casa y me subí al primer autobús que vi, que por suerte llegó cuando estaba saliendo. Siempre prefería caminar a la escuela pero hoy no quería que Edson y Carrie me alcanzaran, tenía que usar el autobús si quería perderlos de vista. Hoy en particular me sentía irritado, y ni siquiera sabía por qué. O bueno, sí sabía. 

Detesto mi casa porque en ella sólo se la pasan comparándome con mi hermano. Edson esto, Edson lo otro, "deberías ser como tu hermano". Es tan frustrante que se me es imposible vivir tranquilamente ahí, no hay ningún día en el que no me comparen con él. Sé que somos gemelos, pero eso no les da el derecho a querer que seamos iguales en todo. De hecho, de vez en cuando hago a propósito algunas cosas. No es que me guste llevar la contraria, pero ya que comparto características físicas iguales a mi hermano, me gusta poner mi marca personal. Ante los ojos de mi madre y mi padre, Edson es el hijo perfecto. El cariñoso, el estudioso, el amable, el sobresaliente. Y para mí es sólo un hermano molesto.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando vi que el autobús había parado en la escuela. Bajé de éste y comencé a caminar hacia la entrada. En eso, choqué con una persona de unos veintitantos años, alto, delgado, con unos ojos café claro que de alguna forma se me hacían conocidos. Llevaba su pelo peinado hacia atrás, una camisa de manga larga blanca y una corbata negra con un estampado de rayas rojas.

—Lo siento —dijo distraído. Cuando sus ojos se cruzaron con los míos parecía sorprendido. Yo sólo asentí y seguí caminando.

—¡David! Pensé que ya habías entrado —Se acercó mi mejor amigo, Scott.

Scott es el único que no le importa si soy igual o diferente que Edson, eso es lo que más me agrada de él. Lo conocí cuando estábamos en cuarto año y desde eso hemos sido mejores amigos.


***

Había mucho escándalo en el salón de clases. Hoy tocaba inglés y al parecer la profesora Michelle se había transferido, por lo cual no teníamos maestro actual. Me iba a sentar al lado de Scott cuando un chico de mi clase chocó conmigo. ¿Es enserio? ¿Acaso hoy es el día de chocar con David?

—Oh, lo siento Edson.

—Soy David, idiota —espeté molesto.

—¿Eh?

—Olvídalo —Lo asesiné con la mirada.

En eso entró el director de la escuela junto con el joven con el que había chocado en la parada de autobús. No me digan que ese será el nuevo profesor de inglés...

—Ya, guarden silencio por favor —Nos calló el director—. Sean educados y reciban cordialmente a su nuevo profesor de inglés. Luce joven pero está muy bien preparado —dijo y se fue, dejándolo solo y parado un tanto nervioso. Sí, así es, lo que temía se cumplió. ¿No es muy joven para ser maestro?

—Eh... Hola chicos, yo seré su nuevo profesor como dijo el director —Se sentó en el escritorio—. Mucho gusto, espero llevarme bien con todos.

Detrás de mí, podía escuchar los cuchicheos no muy bajos de las chicas, diciendo cosas como: "¡Qué guapo!"

—Eh, disculpe —Levantó la mano Dayana. Ésta parecía seria pero al mismo tiempo podía notar que lucía fascinada con el hecho de que un hombre apuesto remplace a la anciana que venía de Canadá. Profesora Mitchel... Sólo pensar en su nombre me recuerda

—¿Sí?

—¿Cuál es su nombre? 

—Maro Stone —dijo con una sonrisa en su rostro, lo que hizo alborotar más a las chicas.

—Desagradable —musité. 

—¿Cuántos años crees que tenga? —susurró Scott a mi lado.

—No me importa, Scott —Resoplé.

—Oh, vamos. Sólo preguntaba por curiosidad.

—Bien, pasaré lista —anunció Maro, comenzando a hacerlo.

Al menos no hizo una de esas tontas dinámicas grupales para que nos conozcamos.

—Oh Dios mío, me va dar algo —escuché decir a una compañera sentada detrás mío—. Cada que menciona un nombre se queda viendo fijamente a la persona.

—¡Ya sé! —contestó la chica a su lado—. ¡Es tan lindo!

—¿Pueden controlar sus hormonas? —pregunté irritado después de estarlas escuchando hablar sobre el nuevo profesor durantes segundos que parecieron eternos. Las dos se me quedaron viendo con sorpresa, pero mientras una pareció entender mi mensaje y quedarse callada, la otra se puso a la defensiva.

—Sólo estás celoso porque no estamos hablando de ti —espetó. Scott se rio divertido.

—Créeme, ese no es el caso —Se limpió unas lágrimas invisibles.

—David Ross —Me llamó el culpable de la situación, pero yo estaba muy ocupado sosteniendo contacto visual con mi compañera molesta. Ni siquiera sabía su nombre y no pretendía que eso cambiara—. ¿David?

—Presente —contesté, volteando la cabeza al frente. 

Maro entrecerró los ojos cuando pareció reconocerme y luego sonrió.



Edson: *Respira*

David: uGH ERES MOLESTO, DEJA DE ARRUINAR MI VIDA.

A MESS [EDITANDO]Where stories live. Discover now