El final del principio

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Donna

—¿Qué...? ¿Qué tipo de relación tienes con tu compañero Monroe? —preguntó Maro en voz baja.

Jugué con un mechón de cabello nerviosamente. Según lo que Blake me había contado, las cosas no estaban muy bien entre ellos últimamente...

Suspiré abatida, deseando tener más información.

Dallas, quien estaba siendo limpiado por la enfermera, levantó la cabeza para ver mejor a Maro. Su cara ya no tenía la sangre reseca de hace unos minutos, y desde donde yo estaba podía notar pequeñas cortadas cerca de sus ojos y la comisura de sus labios. Los moretones en sus brazos y cara se estaban volviendo oscuros.

—Sólo ex compañeros del club.

Maro frunció el ceño y luego pareció darse cuenta de lo que mi hermano estaba diciendo.

—¡Ah! ¿De baloncesto? —Dallas asintió—. Lo había olvidado por completo.

—¿Te vas dos años fuera del país y olvidas que me gustaba el baloncesto? —Dallas fingió indignarse.

Maro sonrió.

—Lo siento, Dallas. Blake apenas me lo comentó un par de veces, es obvio que lo olvidaría. 

—Pues yo aún no he olvidado que Blake me habló de Lili.

La sonrisa de Maro se borró. Es obvio que escuchar su nombre aún le trae malos recuerdos.

—Ustedes eran tan cercanos antes, ¿qué les pasó? —pregunté con sorna—. Blake y tú.

—¿Eh? Seguimos siendo cercanos.

Dallas y yo intercambiamos miradas.

—¿Estás seguro de eso? Tal vez deberías preguntarle a Blake, Maro.

—Esta conversación no se trata sobre mí —Maro parecía cansado de nosotros. Sonreí hacia mis adentros. Si Alicia y Blake estuvieran aquí, ya lo habríamos hecho perder su paciencia. Justo como en los viejos tiempos—. ¿Qué pasó en los casillero, Dallas?

Mi hermano bajó la mirada. 

—¿Qué pasó en los casilleros? —Presioné.

—Mañana el director te va a citar junto a Monroe, Dallas —Maro acercó su silla hacia la camilla—. Si no me dices qué pasó realmente no podré ayudarte.

—¿Sólo a mi hermano y a Dylan? ¿Y Liam?

—Él... —Maro dirigió su mirada al castaño—. Él no está muy bien. Dylan rompió su nariz.

—¡Auch!

—Lo siento —Se disculpó la enfermera, quien al parecer estaba distraída con nuestra conversación y había usado un poco más de la fuerza necesaria en la herida de la boca de mi hermano.

—¿Dylan rompió su nariz? —Fruncí el entrecejo—. Dallas, ¿qué rayos pasó? Tienes que decirnos.

—Él sólo estaba defendiéndome.

—¿Dylan te defendió? ¿Por qué? Maldición, Dallas —Lo fulminé con la mirada—. No seas tan vago con tu historia, por favor.

—Nunca pensé que... Nunca pensé que Rex fuera tan lejos. Sólo pensé que me asustaría o que me haría una broma, pero nunca... —Observó su mano que ahora tenía una muñequera azul marino—. Que se volvería loco. Siempre supe que no le caía bien, pero creo que lo subestimé.

Aproveché que la enfermera terminó de poner el ungüento en su cara, y me acerqué a él para jalar su oreja. Alicia estaría muy orgullosa de verme hacerlo.

A MESS [EDITANDO]Where stories live. Discover now