Planes

10.8K 811 64
                                    

Dallas

Suspiré satisfecho cuando terminé de hablar enfrente de toda la clase sobre mi tema de exposición. Me senté en mi asiento aliviado de ya no tener todas las miradas sobre mí, sequé mis manos sudorosas en mi pantalón y chequé la hora una última vez. Para mi sorpresa, quedaban sólo quince minutos para salir.

El profesor nos dejó hacer un pequeño resumen de lo que habíamos entendido y mi mano se movía hacia la derecha con rapidez cada vez que escribía algo en mi libreta. Después de todo, no había sido tan malo haber puesto un poco de empeño al momento de hacer las diapositivas.

El timbre sonó y todos salieron disparados como de costumbre, en mi caso, guardé con lentitud mis plumas en mi estuche y lo lancé al fondo de mi mochila. —Me da gusto que éste semestre te estés esforzando —Me habló el maestro—. Explicaste bien todo.

—Gracias —Sonreí avergonzado, nunca sabiendo cómo reaccionar ante un cumplido.

Estaba por ir a buscar a Donna para ir a casa juntos cuando decidí revisar mis mensajes, por alguna extraña razón no había tocado mi celular para nada en todo el día. Bueno, en realidad me la había pasado leyendo para la exposición, ignorando el aparato electrónico por completo.

Blake (1): "Lo siento, el viernes tengo algo que hacer así que me quitaré temprano."

—Maldito Blake —musité.

¿En serio piensa dejarme solo en la primera fiesta a la que nos invitan? Vaya mejor amigo que tengo...

—Dallas —Brinqué como un gato asustadizo—. Perdón, no quería asustarte —Se rio Donna.

—Bueno, casi muero de un infarto.

—No seas dramático —Me pegó en el brazo con su mano—. Me alegra encontrarte, pensé que hoy iría sola a casa.

—Tú eres la dramática, es tu culpa que se me esté pegando —dije pasando su mochila sobre mi hombro desocupado—. Y estoy harto de ser tu esclavo.



Donna

¡¿Las siete?! Joder, ¡Dallas se volvió a quedar dormido!

Me levanté de golpe de la cama y corrí al cuarto de mi hermano, azotando la puerta ruidosamente.

—¡Idiota! —Le grité.

—¿Qué? —contestó irritado—. ¿Por qué entras gritando todas las mañanas?

—¡Porque te quedas dormido!

—Mierda, ¿qué hora es? —preguntó somnoliento y sacudiendo su cabello alborotado.

—¡Las siete!

—¡Joder! —gruñó levantándose en dirección al baño.

—Dime que no piensas bañarte en ésta situación —dije amenazante.

—Si voy a llegar tarde al menos llegaré oliendo a shampoo —gritó antes de cerrar la puerta.

—Eres un caso perdido, estúpido. —Refunfuñé saliendo de su habitación.

Cuando terminé de alistarme bajé y agarré dinero de un sobre que estaba sobre la barra de la cocina. Minutos después Dallas bajó con el cabello mojado y con libros en su mano.

—Te vas a enfermar, idiota.

—Calmada madre.

—No juegues, Dallas.

A MESS [EDITANDO]Where stories live. Discover now