Cerdo inculto

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David

—¿Qué te pasó? —preguntó Edson, observando como la castaña entraba con prisa a la casa y se desparramaba en el sofá.

—¡Quiero morir! —gritó cubriendo su cara con una almohada.

—Ya somos dos.

—No estoy para tus bromas en este momento, David —Me asesinó con la mirada.

—Sólo estaba siendo sincero —Fruncí el ceño—. Tu cara parece un tomate.

—¿P-Puedes no decirlo en voz alta? Gracias.

—¿Nos vas a contar qué te pasó o...?

—Métete en tus asuntos, Edson —Viró los ojos con un sonrojo visible.

—Wow, qué humor traes.

—Oye, deja de usar mis frases —protesté.

—¿Chicos? —Nos habló mamá desde la cocina—. ¿Quién vino?

—Soy yo, tía Esther —La saludó Carrie, incorporándose—. Lamento llegar tarde.

—Oh, está bien, no te preocupes —Caminó hacia donde estábamos nosotros—. Te llamé porque pensé que te había pasado algo.

—Ah, es que me... Me quedé platicando con una amiga y perdí la noción del tiempo.

—Pensé que vendrías temprano —Miró el reloj de pared.

—Cierto, siempre vienes a fastidiar desde que salimos de la escuela —señalé.

—David —pronunció mi nombre con un tono amenazante.

—¿Qué? Es verdad —La miré desafiante.

—Bueno, lo importante es que ya estás aquí.

—¿En qué la ayudo? —Se levantó del sofá.

—Me adelanté con el pastel de galletas pero aún me falta la pasta con pollo y el puerco con champiñones. Tu madre dijo que iba a preparar algo para traer pero no especificó qué era.

—Ah —Masajeó su cien—. Mi mamá y sus "sorpresas". No tengo idea de qué preparará pero tengo miedo por alguna razón.

Mamá rio.

—Edson, David. Pongan la mesa.

—Ah, justo acabo de recordar que estoy muy ocupado —Me dirigí con prisa hacia mi habitación. Por el rabillo del ojo alcancé a ver como Edson se levantaba para seguirme.

—¿Qué estás haciendo? —masculló.

—¿De qué? —Ladeé la cabeza. Edson suspiró.

—¿Por qué siempre complicas todo?

—¿De qué hablas?

—Sé que es parte de tu personalidad pero, ¿podrías no...? Por una vez en tu vida no ser tan imbécil.

—No me provoques —Lo empujé hacia la pared—. Sólo por qué te perdoné no significa que tienes el derecho de meterte en mi vida. De verdad, ¿no tienes algo mejor qué hacer?

—Sólo me preocupo por ti y lo único que haces es empujar a todos los que hacen lo mismo. ¿No te das cuenta de tu actitud? ¿Por qué tienes que ser grosero y sarcástico todo el maldito tiempo?

—¿Crees que lo hago por diversión?

—Me gustaría pensar en otra razón pero empiezo a creer que así eres y punto.

—¿Tan enojado estás sólo por qué no quise ayudar a poner la maldita mesa para la estúpida cena familiar? —pregunté furioso.

—¿Sabes qué? Es inútil tratar de hacerte entrar en razón —Se dio la vuelta.

A MESS [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora