No tan opuestos... Parte 2

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Después de dos horas arreglándome -gracias a la insistencia de Shina por que me viera bien-, le pedí a mi madre que me llevara a la casa de Douglas.

-¿Aquí es la casa?- Preguntó mi madre.

-Ah, sí, eso creo.

-Bueno, me avisas a qué hora te vengo a recoger.- Dijo frenando el auto.

-Vale.- Sonreí y le di un beso en la mejilla.

-Cuídate, cariño.

Bajé del auto e hice un ademán con mi mano en señal de despedida.

La casa es grande pero no tan escandalosa como la de Dylan, es blanca, de dos pisos y un jardín enfrente.

Me acerqué a la puerta principal, toqué el timbre, y a los 30 segundos se abrió la puerta.

-¿Hola?- Se asomó un niño rubio como de 6 años.

Reí para mis adentros.

Sin contar la evidente y sobremanera diferencia de edad que existe entre Douglas y el niño, se podría decir que son idénticos. Piel blanca, cabello rubio y ojos verdes. Tal vez en unos años, el niño -que por ahora desconozco su nombre- se parezca al actual Douglas.

-Hola.- Saludé amigable.- ¿Está tu hermano?

-¿Cómo sabes qué es mi hermano?- Vislumbré a Douglas cerca del pasillo.

-Se parecen...

-Oh, ¿en serio?- Me miró entre sorprendido y curioso, y luego volteó a ver a su pequeño hermano.

-Sí...

-Bueno, pasa.- Me invitó.

No hay nada más que mencionar de la casa, todo está completamente ordenado, y es grande por dentro y por fuera, pero es muy simple.

-Se llama Nathan.

-¿Uh?

-Mi hermano.

-Ah...

-Hermano, ¿quién es ella?- Preguntó Nathan.

Douglas no contestó.

¿Por qué no lo hizo?

-Soy su compañera de la escuela.

-¿Enserio?- Me miró anonadado.

-Nathan, ¿por qué no vas a tu cuarto?

-Quiero hablar con ella.- Me señaló Nathan.

-Oh, Douglas no me ha presentado, soy Emma.- Sonreí.

-¿Emma?

-Sí, mucho gusto Nathan.

-¡Mucho gusto Emma!- Sonrió.

Ahogué una pequeña carcajada.

-¡Douglas!- Gritó una voz femenina desde lo que parecía ser la cocina.

-¿Qué quieres?- Preguntó con desgana mi compañero de escuela.

-Douglas, ¿no sabes donde dejé la harina?- Salió de la cocina una mujer igual de rubia que los dos hermanos a mi lado. A pesar de que el tiempo envejece marcadamente a la gente, la mujer tiene una bella apariencia.

-¡Ah! ¿Eres tú... Emma?- Enfatizó mi nombre expresando sorpresa.

-Lo soy.- Sonreí.- Mucho gusto.

-El gusto es mío.- Me devolvió la sonrisa.

-Bueno, Emma y yo vamos a subir.- Anunció Douglas.

A MESS [EDITANDO]Where stories live. Discover now