Cry baby...

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Después de un divertido paseo por el baño, David se dirigió a los casilleros. Tocaba química, y, aunque no estuviera muy emocionado por ello, sabe bien que tiene que entrar a clases si quiere pasar la materia.

Mientras más se acercaba a los casilleros, más se escuchaba el sonido de lo que parecían sollozos. David no sabía si quería descubrir la identidad de la persona que lloraba, pero no tenía otra opción más que ir a buscar sus libros.

Se acercó vacilante y cuando hizo contacto visual decidió dar una media vuelta y seguir caminando. Pero sus pies no respondían, y su corazón se sentía pesado.

Se obligó a dar media vuelta de nuevo, y una vez se acercó lo suficiente, pegó su espalda a los casilleros y se dejó caer lentamente al suelo. No hablaron, tampoco hicieron ningún intento de levantarse cuando el timbre sonó, indicando que debían ir a clases de química.

—¿Por qué la gente es mala? —rompió el silencio el castaño, mientras trataba de que sus mocos no escurrieran de su nariz.

David tragó saliva y pensó en la respuesta más adecuada para contestarle, pero su mente se puso en blanco. La mirada persistente y herida de Dallas no ayudaba tampoco.

—Debes pensar que es una estupidez. —Dallas parecía más triste de lo que ya estaba, si es que eso era posible.

—Solo no encuentro una respuesta a tu pregunta —contestó sincero.

—Soy un estúpido, estoy llorando por una estupidez y me hace sentir más estúpido de lo que ya estoy. —El pelinegro vio como los puños del contrario se cerraban con fuerza.

David no contestó, no sabía qué decir para hacerlo sentir mejor. Y Dallas se rió, pero su risa no sonaba igual que siempre.

Era vacía.

—Realmente no sabes cómo tratar a las personas —volvió a hablar y luego le regaló una sonrisa de lado.

—¿De qué hablas?

—¿Recuerdas cuando fuimos a la fiesta del estúpido de Douglas?

David sintió un sabor amargo en su boca al pensar en el gigante.

—Lo recuerdo.

—Sin mencionar lo que pasó después de que habíamos tomado mucho... La estábamos pasando bien, ¿cierto?

El pelinegro asintió con la cabeza.

—Tal vez no recuerdas esto pero hablamos mucho esa vez, fue realmente cómodo hablar contigo así que pensé que nos volveríamos cercanos. Eso obviamente no pasó, pero me alegra mucho que seas tú la persona que está aquí.

—Dices eso pero estarías mejor si yo fuera Blake.

Dallas negó con la cabeza y después ninguno de los dos volvió a decir palabra alguna por unos minutos. Cada vez que había un momento como éste, los casilleros grises y el suelo eran de repente muy interesantes.

David no siente que sea de gran ayuda, siempre se pone nervioso cuando tiene que reconfortar a alguien. Simplemente no sabe cómo.  

—Si te hace sentir mejor, eres la segunda persona que le conté sobre mi familia.

—Oh, así que recuerdas. —Sonrió ligeramente.

—Claro que recuerdo. Pero no tenía idea de que querías que fuéramos... Cercanos.

—Está bien, no te sientas obligado a hablarme —dijo cabizbajo.

—¿Qué pasa contigo, Dallas? 

A MESS [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora