Sólo una vez más...

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Dallas

Al sonar la campana me levanté como si mi vida dependiera de ello y salí del salón. "Una vez que las clases comiencen Blake no hará preguntas", me convencí.

—Dallas, no huyas —me alcanzó—. Tienes que contarme.

—¿Por qué estás tan pendiente de mi vida últimamente? Me enfermas —fingí disgusto.

—¿Sabes qué? Olvídalo —Viró los ojos.

—Bien, sólo quería hacerme el difícil, pero ya que estoy de buen humor te voy a contar —sonreí inocente.

—Claro que estás de buen humor, yo igual lo estaría si hubiera dormido con--

—¡Cierra la boca! —exclamé avergonzado.

—Hola —escuché la voz rasposa de David.

—Hey —saludé mientras agitaba animadamente la mano.

—¿Quieren saltar clases?

—¿Qué? —preguntó Blake.

—Uhm, tengo historia —chequé el horario en mi celular—. Realmente quiero faltar.

—Dallas, él tiene como dos semanas hablándote y vas a hacerle caso —El castaño lucía desconcertado.

—¿Tienes miedo de que tu hermano lo descubra, Stone? —provocó David.

—David... —dije, soltando una risita—. Eres el diablito de mi consciencia que me invita a saltar clases, y Blake es el ángel que me mantiene prudente.

—En realidad me importa un bledo si saltamos clases —dijo Blake, fingiendo indiferencia.

—Eres tan anticuado, ¿quién usa esa palabra? —le sonreí burlón.

—¿Están de acuerdo?

Los dos nos encogimos de hombros al mismo tiempo.

—Wow, nunca había llegado tan lejos.

—Por un momento creí que eras un niño problemas —chasqueó la lengua el peli café.

—Stone está enojado porque lo maté en un videojuego.

—Éramos equipo, ¿por qué rayos me mataste?

—Gracias al cielo —Suspiré aliviado—. Por un momento pensé que se odiaban. No iba a poder soportarlo.

—Yo nunca negué hacerlo —dijo David.

—Si hubiera sabido antes que ibas a robar a mi mejor amigo te hubiera dejado encerrado en la biblioteca.

—Eso es muy rudo de tu parte. Y yo no estoy robando a tu mejor amigo, tienes que aceptar el hecho de que le caigo mejor.

—Amigos, creo que Caleb no va a estar muy contento si llegamos tarde —los interrumpí.

—Mierda, hay que correr.


*

David

Mientras que todos atendían la clase de inglés, o al menos pretendían hacerlo, yo sólo me sentía fuera de lugar. Como esas veces en las que la vida de todo el mundo continúa su curso como con naturalidad lo hace, y tú sólo estás ahí, quieto y dándote cuenta de que no sabes qué estás haciendo.

—Será mejor que copies —me aconsejó Scott, en un susurro.

El profesor, o más bien, el hermano de Blake estaba exponiendo un tema que vendría en el examen, pero la exposición era oral. Era sólo él, sentado en su asiento, detrás de ese escritorio que te da autoridad.

A MESS [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora