¿Te odio?

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Maro

Todo estaba jodidamente bien, todo se sentía correcto. Pero al mismo tiempo no lo estaba. La adrenalina que sentía mientras David entrelazaba sus dedos entre mi cabello y mis labios buscaban los suyos con desesperación no es buena.

—David —lo llamé, después de obligarme a mí mismo a despegar mis labios. La tarea había sido totalmente difícil.

—¿Mhm?

El ruidito había salido como un quejido, pero había sonado lo suficientemente sexy para hacerme volver a querer atacar su boca.

Lo miré, y era realmente hermoso. Su pecho subía y bajaba en un acto completamente natural, el de regular su respiración. Sus ojos cerrados se abrieron de pronto sin aviso alguno, y honestamente me sentí muy atacado.

Agarré sus manos que aún descansaban en mis hombros y las puse tranquilamente en su regazo. Acaricié su mejilla con suavidad, evitando a toda costa mirarlo a los ojos.

—Sé que sabes sobre los problemas en los que estaríamos si nos ven haciendo esto.

Su flequillo tapaba sus cejas, pero no necesitaba verlas para saber que las estaba frunciendo. Su cuerpo estaba tenso y sus manos ahora estaban cerradas formando puños. Pasé con adoración mi dedo sobre su lunar y luego despejé unos cabellos negros de su frente.

David me dio un manotazo, sacándome un susto. Ésta vez sí lo miré a los ojos, los dos estábamos sorprendidos pero el pelinegro no se disculpó. Tragué saliva y carraspeé un par de veces antes de decir lo que regresaría todo de vuelta a la normalidad. 

Ser despedido por besar a un alumno no estaba en mis planes, ni en los más locos y arriesgados.

—Vamos a olvidarlo, ¿sí? Me refiero a... A todo. Cuando yo te besé y hoy. No es difícil, ¿cierto? —Lo último era para mí, pero de alguna forma logró salir de mi boca. David buscó mis ojos que se encontraban evitando los suyos y me dedicó una mirada tipo "¿es enserio?". 

Asentí cabizbajo, intimidado e incómodo ante sus ojos negros penetrantes.

—No olvides hacer tu ensayo.

¿Soy un estúpido? Sí, debo serlo. Hablando de tarea cuando tienes a un estudiante sentado en tus piernas...

Con su cara inexpresiva musitó un "okay", como si lo que pasó no hubiera significado nada. Se levantó y de inmediato empecé a extrañar su calor corporal.

"¿No era eso lo qué querías?", me pregunté a mí mismo mientras lo veía salir del salón. Mientras yo había usado toda mi fuerza de voluntad para dejarlo ir, él sólo había aceptado las cosas tan fácilmente.

—Joder —Resoplé enojado.



David

Cerré la puerta detrás de mí y comencé a caminar, sólo quería ir al patio trasero para tomar un poco de aire fresco. Pero como siempre, el mundo estaba en mi contra.

—¿Qué diablos haces aquí? —pregunté cuando mi gemelo se puso enfrente mío, obstruyendo el paso.

—David, tenemos que hablar.

Lo miré confundido y negué con la cabeza. Ahora no...

—David, no me ignores. Tenemos que hablar ahora —Su tono era demandante.

—¡No quiero hablar contigo! —alcé la voz. Por suerte éramos sólo él y yo en el pasillo.

Seguí caminando, dirigiéndome a dónde más quería estar, pero Edson no me había dejado solo.

A MESS [EDITANDO]Where stories live. Discover now