Capitulo 30

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Diciembre 2015.


     Los últimos meses me había limitado sólo a ayudar a Rossie en el bar y asistir a sus charlas; todo estaba yendo bastante bien, empezaba a sentirme mucho mejor conmigo mismo, creo que era lo principal para avanzar y eso estaba haciendo, avanzando poco a poco.

     Era víspera de navidad, el bar no estaría abierto hasta tan tarde, o al menos era lo que Rossie quería, pero yo le dije que podría dejarlo abierto, yo me quedaría acá, después de todo no tenía ningún plan, hacía años que no estaba con mis padres en navidad, no me llevaba muy bien con ellos, tuvimos varios problemas en mi trayecto a la fama, no me dieron su apoyo y me digne a no darles el mío, aun así, solía enviarles algo de dinero con mi Tío.
     –Bueno, es hora de irme. –Dijo Rossie, se estaba haciendo un poco tarde.
     –Está bien, espero que tengas una linda noche.
     –Creo que podrías hacer una excepción hoy y tomar un par de tragos, sólo no abuses, ¿sí?
     Sonreí. –Me parece bien.
     –¿Estarás bien? –Se notaba un poco preocupada. A pesar de ser mi tercera navidad sin Christy, aún dolía en el alma, aún sentía un gran vacío en mí.
     –Claro que sí. – Dije con la mirada inclinada hacia abajo, luego levanté la cabeza y sonreí. –Ve, diviértete, estaré bien.
     Rossie casi corrió a mí y me dio un gran abrazo. –Feliz navidad Harry. –La aferre a mí con un abrazo aún más fuerte.
     –Feliz navidad Rossie. –Nos separamos y con pasos inseguros camino hasta la salida, se detuvo un par de segundos en la puerta, se volteo un poco y sonrió. Apenas se fue coloque un par de cubos de hielo en un vaso y me prepare un trago de whisky. Coloque un poco de música, le daba ligeros golpes a la mesa al son de we will rock you y tome un trago. Camine hasta el escenario y tome la guitarra eléctrica para tocar el solo de la canción. Deambulaba por todo el bar, como si de un alma en pena se tratase, trataba de seguir los pasos de Michael al ritmo de smooth criminal, pero era de lo más deprimente, creo que cualquiera que me hubiera visto habría muerto de risa, estoy seguro que en ese momento el pobre Michael se retorcía en su tumba. Había un par de aviones de papel hechos con servilletas dispersados en el piso y unos que otros intentos de formas de origami en la mesa en la que estaba.
     El sonido del piano en la siguiente canción interrumpió un nuevo intento de origami, la había escuchado miles de veces, la reproducción aleatoria de la play list supo cómo darme en mis puntos débiles. –Love of my life, you've hurt me. –Incline la mirada y solté la servilleta que tenía en la mano, camine hasta la foto de mi boda. –You've broken my heart, and now you leave me. –Ese momento se reprodujo en mi mente como si lo estuviera viviendo en ese preciso instante. Fue el momento más cercano que tuve a mis padres y de los momentos más felices con Christy, el lazo que llevaba puesto estaba un poco inclinado, mi madre se acercó a mi, acomodo el lazo y me situó una de sus manos en la mejilla, podría jurar que incluso sentí en su mirada algo de orgullo, satisfacción y felicidad; creo que realmente todo este tiempo sólo tuve una cinta de rencor hacia mis padres que cubrían mis ojos. Recordé el gran sentimiento de ansiedad acumulado cuando estaba parado en el altar, todo eso se fue cuando vi a Jackson caminando junto a Christy tomándola del brazo, ella venia acompañada de algunas lágrimas en sus mejillas, no dejábamos de sonreír; apenas subió al altar la miré de pies a cabezas y dije: –You're my wonderwall. –Luego de eso y todo lo que tenía el padre por decir, nos aceptamos como marido y mujer y nos dimos nuestro primer beso dentro del matrimonio ante los ojos de Dios, fue de las cosas más lindas en mi vida. Había hecho caso omiso al sonido de la puerta del bar al abrirse, antes de poder voltearme ya me habían tomado por la mano.
     –Nos vamos. –Era Rossie, había vuelto por mí.
     –¿Qué? –Estaba confundido. –¿A dónde?
     –A mi casa. –Se detuvo un momento. –No podía soportar la idea de que pases acá solo la navidad, iba a matarme mi conciencia por sólo saber que estabas acá solo, y más aún por no haberte dicho que vinieras conmigo en un principio.
     –Tranquila, no te preocupes por ello.
     –Vale, así que... –Me tomo por la mano nuevamente. –Nos vamos.
     –Espera, al menos déjame darme una ducha o algo, no estoy en mi mejor fachada. –Sonreí.
     –Sólo llévate la ropa, puedes tomar una ducha en mi casa.
     –Okey... Está bien. –Tomé lo que necesitaba, salí con Rossie del bar y subimos a su auto. No dije ni una palabra, realmente no sabía que decir.
     –Perdón por no haberte invitado antes, de verdad que lo siento mucho. –Se encogió de hombros. –Nunca había traído a alguien a una reunión familiar y no quería que te incomodaran o algo, ya sabes... preguntas que estén de más.
     –No te preocupes por ello. –Doblo en una de las esquinas y se estaciono en una de las casas.
     –Bien, llegamos. –Bajamos del auto y entramos a su casa. Su familia estaba allí, su madre estaba hablando con otras personas, hacía mucho que no la veía. –Eh... Hola a todos, les presento a Harry, es un amigo de la familia.
     –Hola, ¿Qué tal? –Salude con una sonrisa en mi rostro. La Sra. Baker se acercó a mi enseguida y con una gran sonrisa me acogió en sus brazos.
     –Oh Harry, cariño. –Me dio un beso en la mejilla. –Cuanto tiempo ha pasado.
     –Hola Sra. Baker. –Dije con una sonrisa que iba de oreja a oreja. Pasamos la noche conversando y también escuchando los chistes que tenía que contar Peter, el Tío de Rossie, era una persona con un gran sentido del humor, tenía un don fascinante porque a pesar de mencionar a Jackson de vez en cuando, la nostalgia no hacía parte del relato, si no sólo la felicidad y alegría. Llego la hora de servir la mesa y le pregunte a Rossie si podía ayudar en algo, simplemente me dijeron que me sentara; ella y su madre se encargaron de ello, Rossie se sentó justo a mi lado y cuando estábamos todos juntos, se tomaron de las manos, con su mano extendida hacia mí me sonrió, tome su mano y la de la persona a mi otro lado. –Cierra los ojos. –Dijo Rossie.
     –Gracias padre por permitirnos estar unidos esta noche. –Rezaba la Sra. Baker. –Gracias por colocar en nuestra mesa un plato de comida y te pedimos que lo coloques en la mesa de aquellos que no tienen. Llénanos de salud en los días venideros, y permítenos estar juntos todos de nuevo en las navidades por venir... Amen.
     –Amen. –Repetimos todos los que estábamos sentados en la mesa. Empezamos a cenar, realmente hace mucho que no vivía un momento así, se sentía bien pasar en compañía las navidades. Una niña de unos 7 años, estaba sentada justo frente a mi, era la hija de la Sra. Francis, la vecina de Rossie, a veces la cuidaba; me observo y con gran inocencia pregunto:
      –¿Eres el esposo de la señora Rossie?–Me reí junto a varias personas en la mesa, Rossie también lo hacía a pesar de que su rostro se torno rojo como un tomate.
     –Elizabeth. –Dijo la Sra. Francis a la pequeña para regañarla.
     –Tranquila tranquila. –Sonreí.
     Tomamos y charlamos el resto de la noche, fue una velada perfecta, a medida que se iba haciendo tarde, cada uno de los miembros de la familia de Rossie se iban retirando. Me quede en la sala tomando un poco de vino y Rossie fue con su madre hasta la puerta.
     –¿Estas segura que no quieres quedarte? –Pregunto Rossie.
     –Tranquila hija, ya estoy muy cansada y quisiera ir a casa.
     –Está bien Mamá... –Rossie suspiro. –Lo extraño. –La Sra. Baker llevo una de sus manos al rostro de Rossie y suavemente acaricio su mejilla.
     –Igual yo mi niña... Igual yo, pero ambas sabemos que está en un lugar mejor. –Rossie asintió con la cabeza. –Adiós pequeña, ten una linda noche. –Le dio un fuerte abrazo y luego un beso en la mejilla. –Te amo.
     –Igual yo Mamá, Te amo. –Luego de que la Sra. Baker se retiró, Rossie fue hasta la cocina, fui tras ella. Tenía las manos sobre la mesa y la mirada inclinada, podía escuchar los sollozos. Me acercaba lentamente, aun así, se percató de mi presencia. –¿Sabes? No soy tan fuerte como parezco, creo que el pasado dejo una gran brecha en mí, es fácil quebrarme. –No sabía que decir, porque podía entender cómo se sentía, así me sentía yo, me sentía muy vulnerable. Sólo la abrace fuerte, para hacerle saber que podía contar con mi apoyo.
     –Yo también lo extraño. –La solté y ella se dio la vuelta hacia mí, en sus ojos había un par de lágrimas. –Pero debemos seguir adelante y vivir nuestras vidas, debemos seguir por los que no están. –Ella sonrió y me abrazo recostando su cabeza en mi pecho.
     –Muchas gracias Harry, no imaginas cuan orgullosa me siento de ti. –Me miro. –Es lindo escucharte hablar así. –Vi el reloj en la pared, era un poco tarde.
     –¿Sabes? Creo que debería irme ya, es algo tarde.
     –¿Irte? ¿Por qué?
     –Es algo tarde y no quiero que te molestes en llevarme de vuelta hasta el bar.
     Titubeo por un momento. –Para eso puedes quedarte, ¿no? –Sonrió. –Además, ¡hay vino! –Exclamo con gran emoción. –Incliné la mirada y sonreí.
     –Está bien. –Rossie tomo una botella de vino y fuimos hasta la sala. Coloco algo de música y nos quedamos sentados conversando, las horas pasaban y las risas no faltaron. La melodía de la canción que empezó a sonar era inconfundible, Rossie y yo nos miramos y movíamos nuestras cabezas al son de la canción, sonreímos e hice un movimiento con mi cabeza para invitarla a bailar. Ella miro a los lados y sonrió. –¿Yo? –Estaba de pie con la mano extendida hacia ella, asentí con la cabeza. Ella tomo mi mano y como si se tratase de una escena de fiebre del sábado por la noche bailamos el uno con el otro, las risas y carcajadas se apoderaron del momento, la música de los Bee Gees me regalo este momento con Rossie, al igual que el nombre de la canción, sentía que a su lado me mantenía con vida. Así como bailamos al son de los Bee Gees, pasamos por The Jackson 5 y Michael, por Elvis y por Queen, el tiempo volaba a medida que bailamos, aunque para ser sinceros, sentí como si el peso de nuestros pasos de baile hubiera dilatada a gran escala la malla del espacio y tiempo, que se sintió como si se hubiera detenido, no sentía que pasaron horas, mientras que mire la sonrisa y ojos de Rossie, pareció que fueron solo minutos. El sudor corría por nuestras frentes y el tiempo que llevábamos bailando empezó a pasar factura; nos detuvimos y suspiramos, ambos sonreímos y nuestras miradas se cruzaron. No sabía si eran las luces del árbol de navidad o las de la lámpara, pero un gran brillo se reflejaba en sus ojos, tal vez era algo más. El piano en la siguiente canción empezó a sonar.
     –Making Love out of nothing at all de Air Supply. –Pensé.
     –¿Me concedes esta pieza? –Pregunto ella con una delicada sonrisa en su rostro.
     –Por supuesto. –Con delicadeza e inseguridad coloque mis manos sobre su cintura y ella me rodeo con sus brazos. No tenía ni la menor idea de cómo bailar la canción, pero el momento ameritaba que al menos lo intentara. Sentía una gran seguridad al estar rodeado por sus brazos, aún mas de la que sentía cuando estaba cerca de ella... Me sentía fuerte y capaz, sentía que podía tomar un edificio con ambas manos y partirlo a la mitad... Por un momento sentí que no reparo esa parte de mí que estaba rota, no, sentí que tomo todos los pedazos que quedaban de mí y construyo algo más. Entre el ritmo de la música y la torpeza de mis pasos mientras bailaba, una vez más nuestras miradas se encontraron y sin darnos cuenta nos íbamos acercando cada vez más el uno al otro, hasta que nuestros labios se rozaban una y otra vez. Sentí que despegué de la habitación a mi alrededor y que me situaba volando por el espacio. Antes de darme cuenta, ya estaba con Rossie en su habitación, nuestros labios parecían polos opuestos atrayéndose una y otra vez; me ayudo a desabrochar mi camisa, los movimientos torpes y risas eran producto del alcohol en nuestro cuerpo; ella se dio la vuelta y lentamente bajé la cremallera de su vestido, a pesar de la iluminación tan tenue, pude notar que unas figuras empezaban a mostrarse en su piel, sentí gran curiosidad, era un tatuaje en la parte superior izquierda de su espalda; la silueta de una guitarra junto a una jarra de cerveza estaba plasmado en su piel. Suavemente pase mis dedos justo por encima del tatuaje. Ella se dio la vuelta.
     –Quería llevar siempre a Papá en mi piel, creo que no se me habría ocurrido un mejor diseño que ese.
     –Es lindo. –Sonreí. Tenía una de sus manos en su pecho sosteniendo su vestido y una vez más volvimos a besarnos, dejo caer la ropa que la cubría; su pecho estaba lleno de pecas y lunares, me sentía como un astronauta nadando en un mar de estrellas. Nuestros cuerpos se hundieron entre las sabanas, mientras los minutos corrían y la habitación se llenaba con nuestros suspiros.


Finding My SelfWhere stories live. Discover now