Capitulo 1

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Septiembre, 2012.

     Camino a la cafetería, la ciudad se adornaba con una gran nube gris en el cielo y un clima lo suficientemente frio para calentarse junto a una fogata. The man who sold the world me desconectaba del molesto sonido de los vehículos y las voces de todas las personas en la ciudad. Había dejado el auto aparcado unos metros atrás, necesitaba caminar un poco y despejar la mente, el hecho de que pronto sería padre creaba una gran mezcla de emociones.
     Algunas personas en la calle, lograban reconocerme y me saludaban, le sonreí a cada persona que exclamó: –¡Eh, Harry! –Luego les devolví el saludo. Apenas entrar a la cafetería me quito de la cabeza la capucha del abrigo y los audífonos de mis oídos.
     –Buenos días Lisa. -Lisa es la chica del mostrador.
     –Buenos días. –Me observo un par de segundos, bajó la mirada y luego volvió a verme. - ¡Oh! Harry lo siento, no te reconocí, ¿Cómo estás?
     –Tu tranquila. –Sonreí.
     –¿Qué onda con tu nuevo look? –Se refería al cabello recogido como un samurái y a mi barba de un día. Las personas tienen grabada mi imagen de los escenarios, cabello suelto casi tocando los hombros y una barba un poco poblada.
     –Creo que ya era hora de hacer un cambio.
     –Te sienta bien. –Me quedo observando los precios escritos en la pizarra de la pared. –Oye, vienes cada martes, observas los precios y siempre pides lo mismo.
     – Lo siento. –Sonreí y bajé la mirada. –Es la costumbre.
     –Entonces, ¿un macacino con un pastel de chocolate?
     –Por supuesto. –Tenía la rutina de ir a la cafetería todos los martes en la mañana junto a Christy, esto data desde hace muchos años atrás. Christina (Christy), solía ir a la cafetería con su padre cuando era pequeña, cuando éramos adolescentes su padre murió, así que de allí en adelante yo la invite a ir todas las semanas por un café, así ella no se sentiría sola y yo me sentiría feliz de estar con ella.
     –Oye, ¿puedes colocarme un late de vainilla y algunas galletas de chocolate?
     –¿Christina? –Lisa conocía nuestros pedidos. –¿Por qué no ha venido hoy?
     –Ha decidido quedarse en casa. Ya sabes, cosas del embarazo. –La mañana de ese día Christy decidió quedarse en casa, no se sentía muy bien, aun así, insistió en que yo debía venir. Lisa me ayudo a llevar el pedido a la mesa. –Muchas gracias. –Le dije después de tomar asiento.
     –No hay de qué, que lo disfrutes. –Sonrió, ella era una chica verdaderamente amable. 

     Veo el pedido de Christy justo frente a mí, deseando por alguna razón que estuviera en este instante conmigo, para deleitarme con sus lindos ojos café reflejando la luz, una parte de su cabello acomodado delicadamente detrás de su oreja y el otro lado cayendo suavemente tapando una pequeña parte de su rostro y posándose en su hombro; ver esa sonrisa que se forma de oreja a oreja cada vez que digo alguna cosa que la haga reír; ver ese perfecto rostro tallado por los mismos dioses del olimpo... Diablos, me encantaría estar hoy con ella; es solo una mañana lo sé, pero no hacer esto con Christy es como no hacerlo, creo que no se trata del café o el lugar, o de sea lo que sea que haga... Se trata de con quién y lo que significa para ambos.

Finding My SelfWhere stories live. Discover now