Capitulo 10

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Agosto, 2015

     Mi rostro estaba contra la barra, y mis ojos casi cerrados, el alcohol se había apoderado de mi cuerpo, apenas y podía moverme; un vaso de cerveza casi vacío estaba en mi mano. Murmuraba algunas cosas sin sentido, el hombre de la barra se acercó a mí.   –Es hora de irse amigo. –Coloco el monto de la cuenta cerca de mi mano, levante un poco la cabeza y lo observe.
     –Cla...Claro, claro. –Dije con las palabras enredándose en mi boca. Lleve una de mis manos al bolsillo de mi pantalón para sacar la billetera, pero no estaba allí, revise mi abrigo y tampoco. –Olvide mi billetera. –El hombre me miro un poco disgustado. –Ent...onces, ¿Va por cuenta de la casa? –Respiró hondo y le hizo una seña al vigilante de la puerta, el me tomo por el abrigo a la fuerza y me lanzo fuera del bar, caí al suelo y con un poco de dificultad me coloqué de pie. –¡Po podría comprarte el lugar Hijo de... –Me tambaleaba y me costaba mantenerme firme. –¡De Puta! –El vigilante estaba parado en la puerta observándome. –¿Y tú que quieres? No voy a tomarme u... una maldita foto contigo. –Me observaba decepcionado.
     –Mi esposa era gran fan de ti, y verte así me hace preguntar ¿En qué diablos pensaba?
     –Ya cállate. –Mire a los lados confundido. –Y... ¿Y mi auto?
     El vigilante coloco su mano en el rostro y negó con la cabeza.
     –Viniste caminando Harry.
     –Cierto... –Con un poco de dificultad empecé a caminar hasta mi casa. Al llegar y no poder abrir la puerta, solo me dejé caer y me senté recostándome a ella, mis parpados se sentían pesados y mis ojos se cerraron.
     –¡Papi! ¡Papi! ¡Vamos! Mami debe estar por aquí escondida. –Me hablaba una niña de unos 5 años. Intenté perseguirla, pero desperté en mi habitación, estaba acostado mirando el lado de la cama en el que dormía Christy. Hacia un tiempo que no dormía en la cama, deslicé mi mano por su lado, era como si el calor de su cuerpo aun estuviera allí, apreté la sabana y una lagrima cayo en la cama. Escuche un ruido fuera, con cautela salí de la habitación y cuidadosamente mire en la cocina. Era Richard, el bajista de la banda.
     –¿Qué hay hermano? –Dijo el, estaba cocinando algo.
     –Hola... –Mire a al rededor, había varias bolsas de mercado, al parecer hizo algunas
compras. –¿Cómo? ¿Cómo entraste?
     –Esa pregunta debió ser: ¿Cómo entraste tú?
     –¿Fuiste tú? –Richard asintió con la cabeza, se sacudió las manos y coloco un plato de comida en la mesa.
     –Siéntate, te prepare algo de comer.
     –¿Qué es todo esto? –Pregunte refiriéndome a todas las bolsas de compras en la cocina.
     –Luego de acostarte en tu cama note que no tenías absolutamente nada de comer, ni en la alacena, ni en el refrigerador. ¿Qué has estado comiendo viejo? –Sonrió, pero se notó en su rostro que estaba preocupado.
     –Eso no importa hombre. –Últimamente comía muy poca comida casera, solo compraba lo necesario para uno o dos días. Eventualmente salía a caminar y comía en algún sitio o simplemente no lo hacía, luego en la mayoría de los casos iba a tomar algunas cervezas.
     –Claro que importa. –Con ambas manos me señalo. –Mírate hombre, estas hecho un asco, ¿Qué paso contigo?
     –No vengas con eso.
     –¿Cuándo fue la última vez que te cortaste el cabello o te afeitaste al menos?
     –No lo sé... Hace unos meses, ¿Quién sabe?
     –Viejo, ya ni siquiera te vemos. –Coloco una de sus manos en mi hombro. –¿Al menos llamas a tus padres?
     –Mamá y Papá sólo se preocuparon por mi porque sintieron lastima, ¿para qué iba a llamarlos?
     –Hombre, son tus padres.
     –Nunca estuvieron cuando los necesite, me da igual que lo estén ahora.
     Richard negó con la cabeza y suspiró. –¿Qué paso contigo amigo? Este no eres tú. –Clave en el una mirada de desprecio. –Ni si quiera te vemos, ¿Cuándo fue la última vez que te vimos? Siempre venimos y nunca estas acá. –Realmente si estaba, pero prefería quedarme dentro aparentando que no había nadie en casa. –Viejo, te necesitamos.
–No voy a volver a los escenarios Richard.
–¿Por qué no? ¿Por qué perdiste a tu esposa e hija? Es tiempo que dejes eso atrás... ¿Piensas pasar así el resto de tu vida?
–No... No lo entiendes. –No podía contener el nudo en mi garganta ni mucho menos las lágrimas.
–No sé si lo entiendo o no, pero es tiempo que dejes de torturarte... Christy no murió por tu culpa, ni mucho menos tu hija. Empieza a darte una oportunidad amigo, te vi esta mañana tirado ebrio en la entrada de tu casa y maldición Harry... Este no eres tú. –Sólo me quede callado y limpie las lágrimas de mi rostro. –Hay una presentación la semana entrante, deberías ir... Te necesitamos y creo que tú también lo necesitas.
     –Lo siento... No voy a volver al escenario.
     –Está bien. –Richard se colocó de pie y tomo su abrigo. –Deje algo de comida preparada, te alcanzara para la cena, deberías guardar también las cosas que compre. –Caminó hasta la puerta y se detuvo. –Si cambias de parecer, puedes llamarnos o si sólo necesitas hablar, sabes que puedes contar con nosotros. –Sólo asentí con la cabeza sin decir nada al respecto. –Nos vemos amigo.

     En los últimos dos años que habían pasado me aislé del mundo, no más prensa, ni redes sociales, muy poca gente sabia de mí, algunas personas creyeron que no había podido soportar en mis hombros el peso de la muerte de Christy y Hannah, pensaron que me había suicidado. Era cierto, aun no podía con el peso de su muerte, aunque no haya sido mi culpa, de alguna manera buscaba que lo fuera, me miraba al espejo y sentía que lo era, sentía que todo era mi culpa. Un día observándome al espejo coloque una hojilla contra mi muñeca e intente cortar mis venas, pensé que de esa manera todo iba a terminar; intente realizar un movimiento lateral con la mano que sostenía la hojilla, pero nunca había sentido ese peso en ella, estaba petrificado y rompía en llanto, intentaba moverla, pero no podía, era como si yo mismo me detuviera, solté la hojilla y me deje caer al suelo, me sentía destrozado por dentro, sentía todo mi ser quebrantado; sentía un gran vacío en mí, un vacío que sabía que no podía llenar.
     Veía muy poco a mis amigos y familiares, me resigne a pasar los días que me quedaban encerrado en casa, como si yo mismo me hubiera condenado a una cadena perpetua; yo era mi juez, los días que transcurrían el jurado y el recuerdo de Christy y Hannah eran mi verdugo; sentía a la perfección como era culpable de algo de lo que no tenía culpa... Quería culpar a alguien por lo sucedido, pero nadie lo era, ese peso cayó en mis hombros y lo lleve como castigo, me resigne a ser culpable y día a día, moría un poco más.

     Usualmente,después de las presentaciones íbamos al departamento de Michael, el baterista;tomábamos algunas cervezas y recordábamos unos que otros momentos o hacíamoschistes al respecto. Decidí ir al departamento de Michael después de lapresentación que Richard me había mencionado ese día, aunque no salí alescenario con ellos. Estábamos en la sala de su departamento tomando algunascervezas, en la mesa había nachos y otros aperitivos, cada uno de ellos estabaacompañado por alguien. Me sentía un poco incómodo, de alguna manera no queríaestar allí, aunque de cierta forma era algo que echaba de menos, pero miraba ami lado donde usualmente estaba Christy en estas reuniones y no había nadie. Mereía por compromiso por los chistes que decían, les mostraba una sonrisa querealmente ocultaba un gran vacío en mi ser, pero esa sonrisa era lo que ellosquerían ver.
–Jajajaja. Viejo, ¿recuerdas esa vezcuando compraste la cabaña? –John, el guitarrista; se refería a la cabaña en el lago quecompre hace un tiempo.
–¿Y cómo olvidarlo? –Agrego Richard.
–Estabas demasiado ebrio amigo.–John se refería a mí. –Cuando decidimos entrar tu saliste corriendo al lagodemasiado rápido, nunca te vi correr así y Richard te alcanzo y atrapo a tiempomientras gritabas: ¡Déjame nadar, soy Aquaman! –Realmente se me hizo inevitableno sonreír, era un lindo recuerdo. Esa fue la primera risa verdadera durante untiempo. –¡Debo proteger los océanos! Pero amigo, era un maldito lago. –Loschicos empezaron a reír sin cesar.
Michael se inclinaba hacia atrás porsu ataque de risa. –Y ni hablar cuando te convencimos de entrar hombre,vomitaste en la sala, fue como la chica del exorcista. –Michael le dio un grantrago a la cerveza. –Amigo, pero lo mejor de todo fue la mañana siguiente,Christy tomo un marcador y tú dormías como si estuvieras en coma y terminopintándote toda la cara. –En el instante que escuche su nombre en la historia,esa sonrisa se borró de mi rostro lentamente; eran lindos recuerdos junto a misamigos y junto a Christy... Pero ya sólo iban a ser eso, recuerdos, nada más.Ellos notaron mi reacción y durante un momento dejaron de hablar. Incline unpoco la mirada hacia abajo y Michael se colocó de pie.
     –Viejo, realmente es un placer y nosalegra tenerte aquí con nosotros el día de hoy, es como tenerte de vueltaamigo. –El resto de los muchachos se colocó de pie, hice lo mismo, John era elque estaba más cerca de mí, paso uno de sus brazos sobre mis hombros y me dioalgunas palmadas. –Seguro no ha sido nada fácil para ti amigo, pero a pesar deeso, aquí estas. Tal vez Christy no esté hoy físicamente, pero si se encuentraentre nosotros, justo aquí. –Michael coloco su dedo índice en su pecho,justamente en el corazón. Unas que otras lagrimas se deslizaban por mismejillas. –En nuestros corazones, porque aparte de ser una gran mujer y gran esposa,también fue una gran amiga, que nos dio su apoyo desde que comenzamos en lamúsica y no sólo en eso, sino también en nuestras vidas cotidianas regañándonosy aconsejándonos... Por eso estoy seguro que siempre estará aquí. –Presiono sudedo índice de nuevo en su pecho. –Y amigo, debes saber que siempre estaremospara ti como hermanos. –Todos nos acercamos y nos dimos un gran abrazo grupal,realmente se sintió bien. –Sabes que siempre puedes empezar de nuevo.–Observaba como el suelo se llenaba de unas que otras lagrimas que caían en el, nos separamosy Richard levanto el brazo con el que sostenía su cerveza. 
     –Por Christy, por ti y por tupequeña. –Todos hicimos lo mismo y chocamos ligeramente las cervezas. Asentícon la cabeza y en mi mente se repetía una y otra vez "Empezar de nuevo". 

Finding My SelfWhere stories live. Discover now