Capítulo 1.

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– ¿Entonces, Señor Cha?– preguntó la maestra, al chico pelinegro que estaba sentado al final del salón.

– ¿Qué? ¿Qué? ¿Yo qué?– respondió el muchacho, con el ceño confuso.

– Si quiere aprobar, debería prestar atención a la clase; no es la primera vez que se lo digo, Señor Cha, ya está advertido, no habrá próxima– la mujer se volvió al pizarrón para anotar unas cosas.

Eun Woo, -aún confundido por la pregunta que no escuchó-, comenzó a tomar nota de lo escrito en la pizarra de cristal.

– Hey, MJ– susurró el menor a su compañero de al lado– ¿Qué dice ahí abajo?

– ¿Abajo de dónde?– respondió de igual manera.

– Ahí donde dice "La bilis de gato...– el muchacho no alcanzó a terminar la oración cuando la maestra dio un golpe a la pizarra con el plumón causando un estruendo que llamó la atención de todos los universitarios en el salón.

– Cha, fuera de mi clase– dijo, sumamente molesta, parecía que en cualquier momento iba a sacar humo de sus oídos, cual olla de presión.

– Pero si yo sólo...

– ¡Fuera, dije!– lo interrumpió señalando la puerta con su dedo índice.

– Profesora, pero si él sólo me estaba preguntando qué decía en el pizarrón– intervino Myung-jun

– Entonces fuera los dos– refutó, aún señalando la puerta.

– Pero maes...

– ¡Fuera!

MJ y Eun Woo se levantaron de sus asientos con el ceño fruncido; era la tercera vez en la semana que los sacaban de clase... y apenas era martes.

– De seguro y no le han pagado la quincena, vieja repugnante– fueron las últimas palabras que dijo el mejor amigo de Eun Woo antes de salir del aula.

Siempre era lo mismo en la Facultad de Medicina Veterinaria; el pelinegro se distraía fantaseando en limpiar popo de leones u otros animales salvajes, los docentes se enojaba por su cara ida en la nada, (varios de ellos hasta podrían jurar haber visto baba caer de su boca en muchas ocasiones), MJ se metía en el pleito y ambos terminaban expulsados de la clase.

¿Pero qué más podía hacer Eun Woo?

Los animales que trataban en su carrera eran domésticos, lo que generalmente llegaba a aburrirlo la mayoría del tiempo -por no decir que siempre-. Algunas veces y si tenía suerte, hablaban de leones o animales que se encontraban en el zoológico, pero era muy raro, por lo que no podía disfrutar el tema a sus anchas.

Pero, si quería hacer una especialización en zootecnia, primero tendría que dominar a los animales "mansitos".

Lo único que le motivaba a ir a la facultad eran las tonterías de su mejor amigo... y que era su último año para terminar de una vez la carrera, claro está.

El menor contaba los días para que ésto terminara.

Había metido muchas solicitudes que lo llevaban al extranjero, específicamente a su África querida; MJ, sólo por seguirle la corriente, también lo hizo.

Muchas veces, Eun Woo se preguntaba si su amigo sólo iba a pasar el rato, porque no le veía interés alguno en la escuela; era tres años mayor que él. Quizás sus padres sólo querían que terminara una carrera porque ya había errado en un par de ocasiones, sí, quizás era eso, porque MJ ni siquiera tenía novia o novio en todo caso, que lo motivara a ir. Pero cabe aclarar que tenía una asistencia intachable; tal vez sus papás lo amenazaban todas las mañanas con quitarle su Xbox si no se levantaba para ir a la facultad; el chico no podría vivir sin jugar FIFA un solo día; claro, ahí era el único lugar donde podía ser Cristiano Ronaldo y jugar en el Real Madrid sin ser criticado por su fanatismo por el Bicho.

Faltaban alrededor de 4 días para que les llegaran las cartas de respuesta a las solicitudes que habían mandado ambos chicos. Por que sí, eran cartas por correo postal; seleccionaron ese método para "darle más emoción al asunto" aseguró el pelinegro, y, para ser sinceros, a su amigo le parecía una idea bastante mamadora por parte de Eun Woo, era más práctico recibir un e-mail.

Eun Woo se mostraba ansioso, mientras que MJ... MJ... seguía siendo MJ.

El menor imaginaba todo el día y noche (como era de costumbre) lo genial que sería ser aceptado por alguna reserva y poder hacer su especialización, tal vez -y sólo tal vez- si miraban su buen desempeño y entusiasmo en ello, le ofrecerían trabajo allí
¡Y qué maravilla trabajar en lo que te gusta!

Con suerte y mucho empeño conseguiría su estadía africana por unos años ¡O para toda su vida!

Eso era todo lo que Eun Woo anhelaba con el alma.

En fin, ninguno de los sabía lo que les deparaba el destino, pero qué mejor que enfrentarlo juntos.

Una aventura más, una aventura menos para este par de mejores amigos.

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Gracias por leerme :)...

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Con amor, fer.

Mi África [Cha Eun Woo y tú]Where stories live. Discover now