Mi África [Cha Eun Woo y tú]

EXTRA

— ¿MJ, dónde estás?— preguntó el pelinegro con el teléfono entre la oreja y el hombro.

— Estoy a un lado del Juancho— responde con aire cansino.

— No mam...— dejó su oración al aire cuando notó la severidad con la que su esposa lo miraba.

— Acuérdate que tienes una esponjita a un lado— le dijo señalando con la cabeza a la niña que descansaba en una de las sillas metálicas del aeropuerto.

— ¿Qué esperas para venirte?— EunWoo cambia de tono.

— Perdón, pero Binnie tapó el baño y Jinjin está tratando de arreglarlo...

— ¿Pues qué comió el viejo ese?

— Unas cuatro bolsas de ramyeon, tres dogos, una hamburguesa, media pizza... ah, y arrasó con la carnita asada que nos habíamos armado el Jinjin y yo.

— Tienen que estar aquí en menos de media hora, apúrense— sentenció el pelinegro sin dejar notar lo preocupado que lo dejó todo lo que se comió el hermano de su mejor amigo.

— Yo confío en el brazo del Jinwoo, está mamadísimo el wey.

— Yo también, ve subiendo las maletas al carro para no perder el tiempo.

— Ya dijo, rey— fueron las últimas palabras del castaño antes de cortar la llamada.

— ¿Qué pasó, papi?— la pequeña Ghana pregunta mientras se rasca la nariz de forma descuidada.

— El tío Bin tuvo un pequeño inconveniente, pero en un momento estarán aquí— su hija estira el cuello y le lanza una mirada extraña.

— ¿Volvió a hacer mucha popis?

Sus padres se voltearon a ver al mismo tiempo, asombrados por la capacidad de la pequeña.

— Sí...— EunWoo le responde, dudoso.

— Ay no, de seguro y comió dogos, siempre pasa eso cuando come dogos, no sé porqué lo hace si ya sabe cómo le va después de comer dogos— hablaba tan rápido que apenas se le entendía la diatriba que había comenzado— Porque la otra vez cuando mi tío Jinjin me recogió del kinder, mi tío Bin le marcó y le dijo que si podía llegar a la farmacia por un suero porque dijo, y cito— puso su mano derecha a un lado de su boca, como quien quiere contar un secreto— "Me vacié, Jinjinia, siento que la cola me palpita"— al terminar la oración, asintió lentamente como para darle credibilidad a sus palabras— Y no es que yo sea metiche, porque está mal escuchar conversaciones de adultos, pero mi tío Jinjin lo puso en altavoz y ni modo que no escuchara.

T/N contuvo una carcajada.

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— ¿Qué es eso, tío?— preguntó la pequeña, señalando el termo que Bin traía entre las manos.

Se acababan de instalar en los asientos del avión con rumbo a Sudáfrica.

— Es avena, me va a ayudar con el estómago— dijo mientras le daba un gran sorbo.

MJ se removió en su asiento con incomodidad.

— ¿Por qué escucho Déja Vù de Olivia Rodrigo de fondo?— el castaño sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal.

— ¿De qué hablas?— le pregunta Jinjin, mientras saca una bolsa de cacahuates y se echa uno a la boca.

Llegados a este punto, MJ comienza a sentir náuseas.