Capítulo 14.

203 24 0
                                    

— ¡Te digo! ¡Casi nos besamos!

— Casi; perdedor— MJ comenzó a reír.

— ¡No da risa, estúpido!

— ¡Ah!, claro que sí.

— Ya no te voy a platicar nada.

— Y aparte nenita; ni aguantas nada, we.

— Pues es que me da coraje que seas así, wey.

— Pues es que te emocionas por nada, hazlo cuando le des sus buenos besotes a la morra.

— No le digas morra, se llama T/N.

— Hay que cambiar de tema mejor. Ahora fui a la reserva y mañana empiezo a trabajar; pedí atender a los animales en el mini hospital que hay allí; imaginé que tú escogerías limpiar mierda así que creo que no nos veremos mucho.

— Eres tan fino para hablar.

— Cálmate, señorito correcto, te la pasas corrigiéndome y dándome lecciones de moral, por eso todos nuestros conocidos dicen que eres mi papá.

— Ya no voy a volver a empezar un pleito; sólo espero que seas responsable con esto por primera vez en tu vida, MJ, ya no eres un niño y debes comprender la gravedad de las cosas, que tu mamá ya no está aquí para solucionar tus problemas.

— Para eso estás tú, mi querido mejor amigo... no, más que mejor amigo, verdaderamente un padre para mí.

— Ya no, MJ, no te voy a solapar una irresponsabilidad más, ya no estamos en universidad, ésto ya es otro nivel; ya es serio.

— Ya lo sé.

— Pues no actúas como si lo supieras.

— Yo me entiendo solo.

— Como sea, iré a cenar por ahí.

— ¿Con tu amada?

— No, voy solo, necesito conocer Sudáfrica solo conmigo y nada de MITOTEROS.

— Ni me llegó tu inderecta.

— Adiós, no me esperes despierto.

— No lo iba a hacer de todas maneras— dijo tirándose al sofá y prendiendo el televisor.

El pelinegro tomó su juego de llaves de la mesita que estaba en la sala y salió de su departamento.



▪•▪•▪•▪•▪•▪


— ¿Y bien? Te gusta, ¿verdad?

— Nou— respondió T/N la misma negativa por tercera ocasión.

— Vamos, yo sé que sí, sólo admítelo y ya no te vuelvo a preguntar.

— Si lo admito va a ser peor— dio una mordida a su manzana

— Eso quiere decir que sí te gusta— afirmó el rubio, encogiendo sus ojos y su boca.

— Sanha, ¿cuántas veces te tengo que decir que no?— mujió.

— ¿Entonces por qué casi se besan?

— ¡Que me caí de Lumpy! ¡Fue un accidente!

— ¿Y en la comida? Estabas muy risueña con él.

— ¿Tal vez sea porque me agrada?— la irritabilidad se filtró en su voz.

— Si tienen hijos... ¿puedo ser el tío?

— Tú vas a ser el tío de mis hijos independientemente de quién sea el padre, no seas tonto— le aventó con su manzana y le rebotó en la cara.

— No pues, si es cierto— tomó la fruta del suelo y comenzó a comerla.

Mi África [Cha Eun Woo y tú]Where stories live. Discover now