Capítulo 26.

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— ¡EunWoo!— MJ chasqueó los dedos frente a su amigo.

— ¿Qué?— preguntó desorientado, saliendo del transe en el que había entrado.

— Estás ido, we; te estaba diciendo que ya casi van a ser vacaciones de Semana Santa.

— ¿Y si dan vacaciones aquí?

— Pues no sé  we; pregúntale a Sanha a ver cómo está el show; quiero ir a visitar a mi mamá, la extraño mucho, no la he mirado desde que llegamos aquí.

— No sería mala idea ir— el mayor sonrió ante la respuesta.

Sí; ya habían pasado más de dos meses desde que Iridian se fue.
Estaban en el mes de marzo, era verano en tierras sudáfricanas.

Los últimos meses le sirvieron al pelinegro para reflexionar qué estaba haciendo con su vida.

Se había convertido algo monótono, rutinario y aburrido.

|Despertar, bañarse, desayunar; de su casa al Kruger, del Kruger a su casa; perder el tiempo en tonterías hasta altas horas de la madrugada, * repetir *|

No salía absolutamente para nada del departamento a menos que fuera muy necesario; como para ir al supermercado porque no podía dejar ir sólo a MJ ya que si lo hacía, compraría pura porquería de comida y cosas innecesarias como llantas para tractor; la última vez que fue sólo, llegó allá con una docena de triciclos para Barbie.

El menor había bajado de peso, sus ojeras eran cada vez más notorias como producto de trasnochar sin sentido alguno todos los días, su cabello era más largo de lo ordinario y se afeitaba sólo cuando MJ lo obligaba a hacerlo.

Había descuidado su apariencia considerablemente, no era el mismo EunWoo que llegó a Sudáfrica con un sueño y mucho entusiasmo en la maleta.

Se dormía en clase, y durante su turno en el trabajo se dedicaba a observar a los animales, sólo a observar literalmente; ni siquiera intentaba tocarlos; le habían habían llamado la atención en variadas ocasiones pero no podía importarle menos eso.

A veces, lloraba en silencio después de asegurarse que su amigo estaba completamente dormido, no quería dar explicaciones del por qué lo hacía, porque, en realidad, el tampoco lo entendía, simplemente la melancolía se adueñaba de él.

Evitaba verse al espejo; ni él mismo se reconocía, pero sentía que no podía cambiar, se creía un completo idiota e incapaz de hacerlo.

MJ trataba de hacerle plática pero siempre le sacaba la vuelta, era extraña la vez que entablaban una conversación bien, la mayoría del tiempo el menor sólo contestaba con un 《Sí》o un《No》.

Tal vez EunWoo necesitaba una motivación en su vida; quizá ver a su mamá lo alegraría un poco; de ahí provino la idea de MJ de ir a México en esas vacaciones; sólo faltaba que el pelinegro accediera a ir, y ya lo había hecho.

— Yo le digo a Sanha, no te preocupes por eso— aseguró el mayor, saliendo con una gran sonrisa en su rostro.

EunWoo se quedó solo en la recámara del departamento; la luz molestaba sus ojos pero no mostró ningún indicio por levantarse a apagar el foco; estaba ahí, solo, sumergido en sus pensamientos.
Respiraba lento y suave.

Era su día de descanso en el trabajo, había decidido no ir a la escuela; los últimos días, MJ se la pasaba haciéndole compañía; no le gustaba el hecho de que su amigo estuviera solo con un semblante desganado, intentaba todo por sacarle una carcajada, pero hace mucho que no lo miraba ni siquiera sonreír; era un nuevo EunWoo, uno muy diferente al anterior, y ese no le gustaba en lo más mínimo a nadie.

Hacía ya mucho tiempo que no le hablaba a su mamá, ni siquiera tocaba su teléfono desde aquella vez que le había marcado a T/N y la contestadora le informó que el número había cambiado; perdió todo contacto con ella a partir de aquel día en el que se había marchado.

Los días le parecían eternos y el clima no le ayudaba mucho en su estado de animo; siempre estaba nublado y en la mayoría del tiempo con un frío que parecía no tener fin.

Esa noche en particular, estaba lloviendo, cosa rara ya que era verano; había una tormenta tropical estancada en toda Sudáfrica.

Por alguna extraña razón, eso incentivó al menor a salir de su casa, pensó que tal vez sería bueno ver caer las gotas de lluvia en el suelo.

Se puso su Vans que originalmente eran blancos pero que por su uso cotidiano en la reserva se convirtieron en un color café debido a la terrocidad del lugar, y salió en su pijama térmica blanca, no se preocupó en ponerse una sudadera o algo que lo cubriera de las ráfagas de viento que corrían por toda la zona.

Cuando puso los pies en el pavimento mojado, se arrepintió de haber salido de la cama, pero ya era tarde para arrepentirse.

Caminó sin rumbo fijo por unas horas; tenía toda su vestimenta empapada de pies a cabeza, el agua se deslizaba por su cabello y chocaba con su cara.

Era una noche oscura, la luna y las estrellas estaban ocultas tras las grandes y numerosas nubes grises; algunos negocios ya habían cerrado por lo que la ciudad no estaba muy iluminada.

Llegó hasta un restaurant, ya había venido aquí, la primera y última vez que lo hizo fue con Sanha, Rocky y T/N; el local de comida de la Señora Sharik estaba vacío, y eso se debía a que el lugar ya estaba cerrado.

Se quedó observando a través del cristal, aquella mesa en la que había compartido una amena noche en compañía de esos tres chicos.

Después de un largo tiempo, decidió retomar su marcha; ignoraba la hora que era.

El frío calaba sus huesos pero ni siquiera tenía fuerzas o ganas de abrazarse a sí mismo para retener un poco de calor.

Pensó en volver a casa en un taxi, estaba muy lejos de ella, pero no había llevado consigo dinero para poder pagarlo, así que siguió su marcha de frente, sin mirar atrás.




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Gracias por leerme:)...

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Con amor, fer:)

Mi África [Cha Eun Woo y tú]Where stories live. Discover now