Capítulo 13.

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Caminó... bueno, corrió por el camino de terracería alrededor de 25 minutos hasta el lugar donde habían acordado que empezaría su primer día de trabajo.

Sus tennis negros habían quedado cenizos; no había día en el que sus zapatos no se ensuciaran por la tierra del lugar, pero no le molestaba en lo absoluto, le gustaba el motivo del por qué era así.

La puerta de metal estaba abierta nuevamente, seguro y ella ya lo estaba esperando, o era tan distraída que se olvidaba de cerrarla.

Se abrió paso entre los matorrales buscando a la chica pero no la veía por ningún lado.

Se había topado con más de diez elefantes pero no con la silueta de la joven.

— ¿Dónde estará?— preguntó bajo, rascando su cabeza.

— Aquí— respondió, el pelinegro tuvo que mover su cabeza para arriba, ella estaba sobre el lomo de un elefante.

— ¿Cómo es qué llegaste allí— cuestionó sonriente.

— Tengo más de cuarenta minutos aquí, Lumpy no me quiere bajar; ya lo soborné con una muy buena corteza de árbol, la tomó pero no me bajó.

— ¿Así es siempre?— ella asintió.

— La última vez duré tres horas aquí.

— ¿Y por qué no intentas bajar tú sola? Si quieres te ayudo.

— ¿Quieres ver?

Sin dar oportunidad de respuesta, T/N cruzó sus dos piernas al lado donde estaba Eun Woo e intentó dar un salto pero antes de que ella lo lograra, Lumpy la tomó de la cintura con su trompa volviéndola a poner sobre su lomo.

— ¿Ahora lo ves?

— ¿Pero qué rayos?— dijo desconcertado.

— Así es siempre, por eso es bueno tener bloqueador, ropa con mangas y sombrero.

— ¿Entonces qué hago?

— Túmbales las costras de lodo seco a los demás, me faltan diez y ya acabo con todos.

— Once.

— No, faltan diez, los estoy contando— el chico señaló a uno que se estaba revolcando boca arriba en un charco de lodo— Once— afirmó ella, con resignación.

— ¿Con qué?

— Hay una cubeta y unos insumos, a un lado está un lubricante.

— ¿No hay un banco o algo?

— Eun Woo.

— ¿Si?

— La cubeta está arriba de un banco.

— Cierto, no sé en qué estoy pensando.

El chico tomó el balde y se dirigió a limpiar un costado del estómago del animal.

— Ten cuidado porque a veces...— no pudo teminar la advertencia cuando Eun Woo fue salpicado con una gran cantidad de moco proveniente de la trompa del elefante.
El pelinegro pasó su mano limpiando el líquido viscoso de su cara.

— ¡ESTO ESTÁ GENIAL!— gritó emocionado y T/N se carcajeó.

— Eso dije la primera vez que me pasó y todos se me quedaron viendo raro.

Se sostuvieron la mirada por un tiempo indefinido con una sonrisa ensanchando sus labios, cielos, en verdad había una gran química entre ellos.

— Si te lo dejas por mucho tiempo se va a secar y luego no vas a poder moverte—  dijo terminando el lapso aturdecedor.

— ¿Experiencia propia?

Mi África [Cha Eun Woo y tú]Where stories live. Discover now