Capítulo 9.

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— ¿Entonces ésta?

— Supongo que sí, pero se me hace muy caro— dijo el pelinegro rascando su nuca.

— Pensé que era el único que lo creía.

— Es que 4900,00 rand's si es mucho para sólo tener una recamara.

— Son como siete mil quinientos pesos ¿no?

— Un aproximado. Pero es el más cerca de la reserva.

— Se aprovecha de eso el viejo canoso.

— Cálmate, por favor.

— Ni nos entiende.

— Pero sí mira que lo estás apuntando con el dedo— MJ se dio cuenta de acción y bajó la mano al instante.

— Pues por lo menos sale más barato que en el hotel.

— Entonces ve y dile que si apartir de mañana podemos venir a alojar el departamento.

— ¿Y yo por qué?

— Porque tú, mi querido amigo, vas a hacer el contrato ya que vas a pagar los próximos cinco meses— tocó su pecho con el dedo índice.

— Claro, como siempre el más idiota tiene que hacer todo.

— No te victimices que no te va.

Ya que el mayor se encargó del tramite de alquiler, caminaron hasta la reserva, que estaba a escasas dos cuadras del departamento en el que apartir de mañana iban a habitar.

— Imagínate caminar todos los días por aquí para llegar al lugar más chilo del mundo— exclamó extasiado el menor.

— Me da miedo de sólo imaginármelo a las 6 de la mañana; sólo mira, hay una sola lámpara que dudo que dure más de una semana, nos pueden asaltar en cualquier instante.

— Siempre arruinas el momento.

— Perdóname por ser realista— dijo con desdén.

— ¡Mira ese hermoso letrero verde!— gritó emocionado— ¡Welcome to the Kruger National Park! ¡KRUGER GATE!— el pelinegro corrió hasta la entrada donde estaban dos guardias fornidos.

Eun Woo empezó a hablar con ellos pero se trababa constantemente, su inglés solía ser bueno y muy fluído pero los nervios lo traicionaban. Estaba a unos metros de los animales con los que había soñado toda su la vida y eso le hacía revolotear miles de maripocitas por todo su estómago.

Después de diez minutos por fin pudo aclarar a lo que venían y uno de los amables guardias los guió hasta un edificio como de ocho pisos, era incluso más grande que el hotel al que habían llegado.

Le dieron las gracias al señor y hablaron con la recepcionista del lugar, era muy guapa: labios carnosos, cabello perfectamente afro, delgada, 1.70 aproximadamente; la cual les dio unas hojas; era como un manual de las cosas que necesitaban y para su suerte, estaban en español, la atención era muy personalizada en ese lugar.

No pudieron adentrarse más en el lugar porque no les fue permitido hasta que entraran a los cursos y eso ocacionó una pequeña decepción en el menor.

— ¿Crees que tenga una oportunidad con la recepcionista?— cuestionó MJ caminando fuera de la reserva.

— No— respondió al instante.

— ¿Lo dices porque también te gustó verdad?

— Es guapa, sí, pero muy mayor para mi gusto.

— Máximo debe tener unos 29.

Mi África [Cha Eun Woo y tú]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu