Prólogo: ¡Que comience el juego!

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¿?...

El universo. Un vasto espacio cuya larga extensión es, aparentemente, infinita. Un lugar complejo compuesto de una infinidad de cuerpos astrales: destacándose dentro de estos, los planetas, y dentro de ellos, uno muy singular compuesto en un 75% de agua y habitado en una gran porción por ciertas formas de vidas bípedas.

Durante mucho tiempo este lugar (El universo) ha sido el centro de múltiples dudas, pero la que más ha aquejado a las más grandes mentes de todo el cosmos era:

«¿Cómo exactamente se ha creado este lugar?»

Muchas respuestas fuera dadas a lo largo de la existencia para responder esta pregunta: «El universo se formó a si mismo mediante una gran explosión (Big Bang)» y «El universo fue creado por una especie de ser superior (Dios)» siendo las más aceptadas. Sin embargo, la verdadera respuesta nunca podrá ser dada, puesto que es imposible remontarse al origen para descubrilo con exactitud.

O al menos esa es la conclusión a la que se ha llegado.

¿Qué pasaría si yo te dijera que si es posible, que si te puedo dar la verdadera respuesta? ¿Qué, que no me crees? ¡Pues dejame mostrártelo!

La verdad es que el universo fue…

...

Era un espacio fuera de toda compresión humana. Un lugar que escapa de cualquier lógica entendible por los seres sapientes. Un espacio fuera de la realidad, y que como tal, no se guiaba por las leyes de esta.

En ese lugar no existía el concepto conocido como «tiempo», por ende, carecía de día, noche, sol o luna. Lo único que podía contemplarse era la absoluta simpleza del blanco manifestada por una tenue aurora.

Era un espacio fuera del concepto mismo de «espacio». Un entorno sin límites donde los sistemas de mediciones se encontrarían con una paradoja infinita del tipo Ouroburos.

Era un lugar carente de vida, un entorno vacío. Una pintura en blanco que por momentos parecía brillar con una infinidad de colores. Un entorno lleno de una belleza simple, aparentemente inmutable.

—Haaaaa.

Y entonces, esa belleza supuestamente inmutable cambió, producto de un simple suspiro lleno de fastidio.

Como se dijo antes, este entorno era totalmente inmutable. De ninguna manera podría existir ninguna impresión que difiera de la que ya proyectaba. Y sin embargo…

—Haaa.

El mismo suspiro se escuchó, solo que esta vez más prolongado, como si de esa manera la persona responsable del ruido quisiera demostrar cuan profundo era su hastió. 

Si de alguna manera hubiera una persona que actuara como un observador, podría entonces dar un vistazo a los alrededores y encontrarse con el origen del ruido. Pero, de nuevo, esa clase de observador al igual que la causa (persona) que originaba esta interferencia solo podía ser una especie de improbabilidad en sí misma.

—Haaaaaa.

De cualquier manera, ese observador se encontraría profundamente sorprendido, porque la persona que suspiraba tan profundamente era de alguna manera aun un más rara que el espacio que habitaba.

Harry Potter y el Juego del DestinoWhere stories live. Discover now