Capítulo 08: Lección Potterica #1 - Versus Con Maestros Sustitutos (Parte 2)

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Marilyn Johnson se consideraba a sí misma una mujer inútil.

Era un hecho risible, algo totalmente contrario a la realidad; o al menos eso era lo que le decía la gente a la que le había dicho sus propia autoevaluaciones.

– ¿Cómo te puedes considerar una inútil? – le decían luego de que su expresión les hubiera dado a entender que no estaba bromeando –. ¿Es que acaso no eres consciente de tus capacidades? ¡Eres toda una chica prodigio! 

Pero la opinión de Marilyn no cambiaba sin importar cuanta gente le dijera que estaba equivocada.

Sí, era cierto, ella –– una chica que era hija de un humilde mago nacido de inmigrantes muggles americanos y una simple mujer de sangre mestiza  –– había logrado muchísimas cosas a pesar de que su falta de recursos y su condición social debieron haberle cerrado muchas puertas.

Logró graduarse con honores de Hogwarts, una beca dada por el mismísimo Albus Dumbledore permitiéndole estudiar en el prestigioso internado. Logró entrar en la academia de Aurores, su promedio de T.I.M.O.S y E.X.T.A.S.I.S siendo los mejores entre todos sus contemporáneos (e incluso mejores que los de gente que le doblaba su edad). Ella incluso logró convertirse en una de la mejores aurores de Gran Bretaña, siendo ella y Amelia Bones de las pocas mujeres que ejercían esa clase de profesión.

Pero, al fin y al cabo, ¿tenían esos logros valor alguno?

¿Sirvió de algo haber sido la mejor de las estudiantes cuando su mejor amiga padeció una extraña enfermedad que nunca nadie había visto, y ella, la supuesta chica más inteligente, no logró encontrar una cura y tuvo más tarde que ir al funeral de su compañera?

¿Sirvió de algo haber sido la mejor de los aurores cuando un día, ella estando en el trabajo, su padre perdió la vida en una redada hecha por mortifagos, y luego más tarde su madre pereciera por culpa del dolor dado por la noticia?

Pero sobre todo, ¿servían de algo todos sus «talentos» cuando al final lo más importante no podía ser logrado?

Era inteligente; eso ella lo sabía. Sin embargo, ella era una total analfabeta emocional y parecía que todas las relaciones que construía simplemente estaban destinadas al fracaso.

Era una inútil: una persona que se suponía tenía las capacidades más que suficientes para cambiar el mundo, y que nunca podía hacer nada cuando la situación lo requería.

Solo una oportunidad; eso era lo que ella quería: una oportunidad para fin por poder cambiar el equilibrio en la balanza.

Pero naturalmente, se había dicho Marilyn, esa clase de oportunidades simplemente no se daban así como así. El mundo no era un lugar tan conveniente.

Pero entonces, como si un cruel demonio de alas angelicales se riera de ella antes sus pensamientos, una gota de efímera y diabólica esperanza le fue dada. 

Dime, ¿has oído acerca de los «inefables»?– le preguntó un hombre que ella jamás en su vida había visto, la pregunta sonando tan causal como si él le estuviera preguntando por el clima.

Ella no podía saber lo que esa pregunta generaría. Pero para su yo actual ese era un recuerdo agridulce: una remembranza de aquella situación en la que, presa de su propia estupidez e ingenuidad, ella aceptó convertirse en una Inefable –– una agente de una agencia mágica secreta distribuida por todo el mundo mediante subdivisiones que eran impedientes entre sí y que tenía la labor de realizar misiones que simplemente no podían ser explicadas con palabras–– pensando que por fin podría ayudar a la gente.

No iba a mentir. Al principio le fue bien. Cientos de caminos fueron salvados por su mano oculta en las sombras; cientos de personas conservaron su vida, y cientos de niños no padecieron la tristeza que ella sintió al perder a ambos padres. Sin embargo, como todo en esta vida, prontamente las maravillas de su entorno desaparecieron y su inutilidad volvió a mostrar su fea cabeza.

Harry Potter y el Juego del DestinoWhere stories live. Discover now