Capítulo 10: El Libro y el Barco

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Al principio, mientras abría sus ojos, Harry pensó que todo lo que había pasado no fue más que otro de los muchos sueños que siempre tenía: otro sueño en donde un pariente desconocido venia y se lo llevaba lejos de los Dursley.

Pero para su alegría, ese pensamiento pronto demostró ser erróneo cuando al terminar de abrir sus ojos avistó la cara amable de la mujer que era su tía.

Y fue entonces que dos sensaciones asaltaron sus sentidos: la alegría y... la vergüenza. Al ver el rostro de su tía, él inmediatamente recordó el numerito que acababa de montar, haciendo que el bochorno se apoderada de su ser. Con un rubor en sus mejillas, él se preguntó, ¿cómo había sido posible que se hubiera derrumbado tan fácilmente ante un extraño? Ahora ni siquiera sabía que decirle a la mujer que tenía en frente.

- No tienes por qué sentirte avergonzado - exclamó la mujer, cuyo nombre Harry sabía que era Sally -. Llorar no es malo ni es un signo de debilidad. A veces es necesario llorar y permitinos deshacernos de aquello que aqueja nuestro interior. Dejar esas emociones encerradas permitiendo que se acumulen a la larga solo será perjudicial.

Había una especie de melancolía en el tono de su recientemente descubierta tía al decir aquello, notó Harry. Era casi como si ella hablara por experiencia propia.

- Oh, perdona; acabo de notar que ni siquiera me he presentado - dijo la mujer con una sonrisa avergonzada en su rostro -. Mi nombre es Sally, Sally Jackson. Y, como supongo que ya deben haberte informado, yo soy tu tía.

Harry no estuvo seguro de que responderle a aquella mujer, la incomodidad impidiéndole actuar como lo hacía normalmente. Sin embargo, para su fortuna él contaba con [La Mente del Jugador], por lo que cosas tan sencillas como lo eran la pena y la vergüenza él podía ignorarlas como quien ignora algo inconveniente. Gracias a eso, él pudo responderle a su tía con todo lo que sus magníficas habilidades sociales le permitían.

- Mi nombre es Harry Potter - dijo él, para luego hacer una mueca mental de inmediato.

Desafortunadamente, como un sub-producto de carecer de amigos (cortesía de Dudley) y haber vivido con personas que odiaban que les hablara, Harry carecía de habilidades sociales. Él no era para nada lo que uno llamaría una «mariposa social». Como prueba de esto estaba el hecho de que el tan solo se relacionaba con cuatro personas, siendo una de estas una serpiente y los otros tres poseedores del más del doble de su edad.

- «Al menos no soné descortés» - pensó Harry a manera de auto-consuelo, a la vez que agradecía las lecciones de cortesía que la señora Booker le había dado.

- Ya lo sabía, Harry - le contestó Sally, no pareciendo importarle para nada la sequedad de Harry -. No sé si te lo han dicho antes, pero tienes un nombre muy bonito. Aunque supongo que es de esperarse. De seguro que Lily fue quien te lo puso.

Harry quiso decirle a Sally que tenía un mal gusto si consideraba que su nombre era bonito. Para él, su nombre era extremadamente común; algo que era extra-ordinario en lugar de algo extraordinario. Él preferiría mil veces tener un nombre único como Adrián en lugar de llamarse simplemente «Harry». Si no fuera porque era la única cosa que sus padres le habían dado, el incluso estaría dispuesto a cambiárselo cuando fuera un adulto.

Sin embargo, él no le dijo a Sally nada de lo que estaba pensado, ya que al analizar lo que esta había dicho cayó en cuenta de un hecho que no pudo pasar por alto.

- ¿Usted... usted conoció a mi madre? - preguntó él, para luego volver a hacer una mueca en su mente y contener las ganas de darse un golpe en la cara por preguntar tamaña estupidez. ¡Pues claro que iba a conocerla! ¡Eran parientes!

Afortunadamente, Sally no se burló de él como sus tíos habrían hecho si él hubiera cometido una equivocación de ese tipo.

- Si, Harry. Yo conocí a tu madre - le contestó Sally, un destello de melancolía apareciendo en su tono de manera momentánea al decir eso -. Ella y yo éramos intimas amigas. Nosotras crecimos juntas, puesto que su madre, tu abuela Rose, y mi madre, tu tía abuela Estelle, eran hermanas gemelas; cosa que nos convertía a tu madre y a mí en primas-hermanas.

Harry Potter y el Juego del DestinoWhere stories live. Discover now