Capítulo 11: Sueños, Magia y...

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El sueño de Harry comenzó de la siguiente manera:

Él estaba junto a Percy en la cubierta del Pequod II pescando tranquilamente, cuando de repente su caña de pescar empezó a agitarse con fuerza extrema, al punto que él empezó a ser jalado por ella. De inmediato, Percy lo socorre y lo ayuda a empujar la caña. Ellos ejercen fuerza por varios minutos, luchando contra lo que sea que había mordido el anzuelo, hasta que finalmente logran sacar al pez a la superficie.

Es ahí cuando Harry se da cuenta que no había pescado un pez, sino que había pescado un pato de hule; un pato de hule de más de 10 metros, para ser precisos.

Como si la cosa no fuera suficientemente rara, el pato de hule gigante de repente cobra vida y nada por el agua a las orillas de Pequod II. El pato entonces mira a Harry con rabia, y abre su boca, causando que un enjambre de abejas asesina y cientos de calamares de más dos metros salieran despedidos por la mencionada cavidad. Todo esto mientras el tema música de Barney el Dinosaurio resonaba por todos lados.

Es entonces que al encontrarse el barco siendo atacado, Harry se sumerge en pánico. Él miras a sus alrededores con exaltación, en búsqueda de Percy o cualquier otra persona que pudiera ayudarlo.  Pero en lugar de encontrar a una persona, él se encuentra con una especie de cuervo humanoide con dos enormes cuernos de venado en su cabeza. El cuervo al notar su mirada lo mira, y con la voz de Ismael le dice: « ¡Debes ser sacrificado para detener a Moby Duck!» para luego darle una patada que lo manda directo a la boca del pato de hule gigante, quien se lo traga con un sonoro «CUAK»

Es entonces cuando el sueño de Harry deja de ser un sueño.

La distinción fue fácil. De repente todos sus sentidos, que hasta entonces eran tan lejanos de su cuerpo como lo era la luna de la tierra, cobraron vida nuevamente, permitiéndole sentir de la misma manera que siempre sentía cuando estaba despierto.

Sin embargo, Harry sabía que todavía seguía dormido. ¿Cómo lo sabía? Pues porque era capaz de verse a sí misma saliendo de su propio cuerpo por una especie de fuerza externa.

¡Ping!

[El [Modo Sueño] de la habilidad [Pneumakinesis] se ha activado. HP se mantiene en esencia en un 25% y el MP se mantiene en un 75%]

Es en esos momentos en los que él contemplaba sus alrededores con renovada curiosidad, que de repente su «cuerpo» empieza a flotar sin control alguno. Él trata de evitar flotar, o por lo menos lograr controlar la dirección en la que su alma vagabunda se movía, pero todo intento es en vano. Incapaz de ejercer presión ante la extraña fuerza que lo rodeaba, a Harry no le quedó otra alternativa más que contemplar a donde era llevado.

Es en ese momento  cuando la «distancia» y el «tiempo» se vuelven inexistentes, minutos de viaje de repente equivaliendo a miles de kilómetros recorridos y la barrera que separaba los minutos de las horas desapareciendo.

Así, una cantidad de tiempo incalculable después, la primera parada de Harry en el mundo de los sueños llegó: era una especie de majestuoso y enorme castillo cuyo estilo arquitectónico recordaba ligeramente al de la época victoriana; una edificación hermosa que parecía salida directamente de un cuento de hadas. El lugar parecía estar en alguna parte de Europa, pero Harry, demasiado concentrado en la belleza y «magia» de la fortificación, no le prestó mayor atención a sus alrededores, por lo que fue incapaz de precisar con exactitud donde se encuentra. Incluso cuando vuelve a ser arrastrado por la misma fuerza de antes, él solo seguía por completo embelesado por aquella inmensa obra arquitectónica.

Luego llega su segunda parada, la cual es mucho más entendible que la anterior. Harry logró por unos segundos atisbar a la lejanía una torre, la cual reconoció como la Torre Eiffel, antes de ser arrastrado con fuerza a una enorme mansión solariega. Una vez en el interior de esta, él observó brevemente a un anciano de larguísima barba, quien poseía una cantidad de energía mágica tan inmensa que Harry se encontró de manera instantánea sumergido en el miedo. Él logra escuchar unos breves: « ¿Estás seguro de tu decisión, Nicolas?» y «En mis más de 600 años de vida, nunca he estado tan seguro, Albus», antes de volver a ser arrastrado por la misteriosa fuerza. Sin embargo, mientras se alejaba, Harry notó con terror como el anciano de larguísima barba daba una mirada breve a donde él se había encontrado, solo un « ¿Sucede algo, Albus?» de una voz que rebosaba juventud impidiéndole al anciano lograr precisar con exactitud su ubicación.   

Harry Potter y el Juego del DestinoWhere stories live. Discover now