Capítulo 14: Más Grindeo y la Pelea con el Jefe

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- ¡Debemos entrenar!

En el medio del mar, en el camarote de un barco destartalado de madera que estaba viajando en dirección hacia Estados Unidos, Harry, acompañado de su primo, Percy (quien acababa de descubrir que era un semidiós), dijo aquellas palabras cargadas de determinación extrema.

Luego de haberle contando a Percy acerca del sueño que había tenido gracias a su habilidad [Pneumakinesis], sueño en el cual un Puka, un ser capaz de cambiar de forma y con un maquiavélico gusto por hacer bromas, lo había secuestrado y enviado a escuchar la conversación entre un par de misteriosas figuras, conversación en la cual Harry descubrió que su primo era un semidiós y que además, debido a la relación que tenía con la señora Booker -- una misteriosa y estricta anciana amante de la cortesía que al parecer era una Diosa muy importante y muy, pero muy temible --, estas figuras habían decido enviar a una feroz bestia para matarlo, bestia que era apodada como La Bestia Blanca de la Locura.

Era debido a eso que Harry había exclamado aquello; él había dicho esas palabras como una expresión de lo que debían hacer: volverse más fuertes para sobrevivir a los que se les avecinaba.

- Genial - fue lo que exclamó Percy ante eso, la determinación llenando su rostro al escuchar las palabras de Harry -. Pero antes de hacer eso, déjame inventarle una excusa a mi mamá. No vaya a ser que se preocupe y luego nos vuelva a regañar.

Él se estremeció al decir aquello, acción que fue copiada por Harry.

- Está bien. Ve - le contestó Harry, a quien no le apetecía para nada volver a sufrir la más horrible de todas las experiencias de su vida: ser regañado por Sally.

Percy asintió, y con la expresión solemne de un soldado que se marchaba a una guerra de la cual sabía que podía no volver con vida, él fue a inventarle una excusa a Sally.

Y un rato después...

- Bueno, le dije que me ibas a ayudar a tratar de leer mejor - explicó Percy, entrando por la puerta -. Tenemos como dos horas antes de que empiece a preocuparse y decida venir a ver que estamos haciendo.

Harry asintió al escuchar aquello. Él podía entender que Sally se preocupara tanto. Después de todo, su hijo era un semidiós, un ser que, si las leyendas eran ciertas, tenía un destino terrible por delante.

- «Uh. Mejor no pienso en eso» - se dijo, estremeciéndose. Cada vez que se acordaba de eso no podía evitar preocuparse. Él de por si tenía mala suerte, así que, ¿qué cosas tan horribles podrían pasarle mientras estaba al lado de una existencia como Percy?

- «Hmnn... Bueno, puede ser que alguien envié un monstruo marino para matarte - comentó Harmusp, el sarcasmo estando presente en su tono, para luego decir con fingido asombro: -. Oh... ¡espera! ¡Eso ya está pasando!»

Harry contuvo su irritación. Eso le pasaba por hacer preguntas tontas.

- Bien - dijo mientras fingía que no había pasado nada, su atención regresándose hacia Percy -. Ahora, antes de entrar a la [Mazmorra Zombi (Normal)] quiero hacer una cosa. Para ello necesito la espada oxidada que utilizas, así que... ¿Podrías prestármela un momento?

- Eh... claro - le contestó Percy para luego conjurar su propio [Inventario], el cual estaba separado del de Harry, y sacar la espada oxidada que había utilizado para matar al Troll de agua que había querido volverlo su pareja, una mirada curiosa en su rostro indicándole a Harry que él se preguntaba qué era lo que iba a hacer con la espada.

Harry contuvo una sonrisa ante eso.

- «De seguro que se sorprenderá» - pensó.

Agarrando la espada y poniéndola en la silla que había en el camarote, él procedió a sacar su varita (la cual antiguamente había sido propiedad de un mago loco que había querido matarlo) y le apuntó a la espada oxidada con ella.

Harry Potter y el Juego del DestinoWhere stories live. Discover now