205: Matar

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¿Qué pensaría Qin Huaiyuan, funcionario durante varias décadas, cuando incluso una niña pensaba así? El emperador basura había decepcionado el talento del marqués y resultaba indigno de su lealtad.

—No importa. El príncipe heredero ya debería haber desahogado bastante su mala voluntad. Iré a echar un vistazo. —Qin Huaiyuan salió de la casa agitando sus mangas.

—¿Meng’er dijo todo eso hace un momento para retrasar su salida a propósito? —La vieja señor se dio cuenta de repente de lo que estaba pasando.

El segundo maestro mayor sonrió en afirmación.

—El hermano mayor probablemente sintió que el príncipe heredero ha sufrido demasiada frustración últimamente. Si hubiera salido antes, su alteza hubiera terminado agraviado, sin desahogarse por completo. También podría hacer la vista gorda. El gran preceptor no puede hacerle nada al príncipe heredero de todos modos.

»Pero por muy desfavorecido que sea el príncipe heredero, sigue siendo un descendiente real y el hijo del emperador. El gran preceptor es solo un súbdito. ¡Es demasiado arrogante por discutir con un príncipe! —El segundo maestro mayor se rió con frialdad.

La familia estuvo de acuerdo, pero ¿qué más podían hacer ahora además de criticar al gran preceptor en privado?

—No va a funcionar así —Qin Yining comentó pensativamente—. El hecho de que el gran preceptor Cao haya llamando hoy a nuestras puertas con esa acusación significa que podría visitarnos de nuevo otro día para irrumpir en nuestra casa. Debemos tener mucho cuidado. Creo que el gran preceptor quiere aprovechar que el emperador está confiando en los tártaros para debilitar a nuestra familia.

»Ahora que mi padre se ha visto obligado a dejar la política, el único que queda en la corte con un ligero sentido de la justicia es el príncipe heredero. Los demás están demasiado ocupados protegiéndose. ¿Quién se arriesgaría a ofender al gran preceptor por hablar en nombre de mi padre? Si las cosas continúan desarrollándose de esta manera, tarde o temprano tendremos que llevarnos este cubo de agua sucia.

La chica caminaba preocupada, pensando que el asunto era más aterrador cuanto más pensaba en ello.

El gran preceptor Cao tenía ahora las riendas del poder, respaldado por el emperador y la tramposatriz. No le faltaba el derecho a actuar y ni el derecho a hablar. Si el gran preceptor diera un paso más allá y dijera tonterías al azar en la corte, ¡su padre ni siquiera podría defenderse ya que estaría en casa! Solo podía dejar que la gente le derramara agua sucia en la cabeza, sin ni siquiera tener una posibilidad de refutar.

—Hija Yi tiene razón, ¿qué debemos hacer? —Sun-shi estaba cada vez más preocupada.

Tormentas furiosas estaban a punto de caer sobre ellos. La familia se reunió y los hombres ya no evitaron hablar de política en torno a las mujeres. Esto permitió a las mujeres experimentar plenamente los esquemas y complots de la corte de una manera que nunca antes habían visto, y comprender lo difícil que lo tenían sus hombres en el mundo exterior. Aunque el miedo se apoderó de sus corazones, todos estaban tratando de pensar en soluciones.

Qin Huining, callada hasta este punto, miró vacilante a Qin Yining.

—Cuarta señorita, estás familiarizada con el príncipe heredero. ¿Quizás deberías aprovechar esa relación en nombre de nuestro padre? El príncipe heredero es el príncipe heredero después de todo. Tal vez pueda ayudar a algunos si habla por el padre.

La niña adoptiva se sonrojó con vehemencia cuando recogió las miradas de todos. Ella rápidamente trató de explicar.

—Estoy... solo estoy preocupada por mi padre. Yo también quiero ayudar a algunos. No quiero decir nada más con eso. Solo digo lo que estoy pensando.

El regreso de la golondrina [Parte 2]Where stories live. Discover now