31화

3.3K 710 335
                                    

Jeon Jungkook quiere saber quién fue Kim Taehyung, pero si esa curiosidad terminará por apartarle del alfa, ya no está tan seguro de que le importe su pasado. Hay cierta parte en su interior que no cree vital saber todo sobre Taehyung, pero también está ese lado, aquel que tiene miedo a confiar ciegamente. Quizá es culpa de Mingyu, por intentar ensuciar la imagen de su primo a toda costa. El omega de puntas doradas jamás habría supuesto nada malo por sí mismo; los rumores eran extraños, pero a ojos de Jungkook sólo eran eso, rumores. Y la mayoría errados; Taehyung no era mudo, sabía coreano y tampoco podría decirse príncipe. Entonces, ¿a qué le tenía miedo exactamente? Jungkook piensa en sus más horribles hipótesis.

       Existen múltiples delitos que merezcan la muerte, según cada manada; entre ellos, traición al líder o asesinato. ¿Taehyung habría matado a alguien? En ese entonces, sólo tendría catorce años, Jungkook no lo cree viable. ¿Traicionó al líder? Gracias a sus ideales liberales, no dudaría; pero hasta donde tiene entendido, el líder de Kyoto es de su familia. Entonces, ¿qué delito cometió para huir? Piensa en otro de tantos rumores que cuchicheaban alrededor, ¿abandonó a su omega? ¿negó su derecho al trono y huyó? ¿Qué? De aquel pequeño listado, Jungkook no sabe siquiera qué pensar, pero no le importa, porque en serio extraña a Taehyung. Y sólo le ha estado evitando desde el lunes; a media semana, ya resiente esa ausencia. Es una pena que sea orgulloso, se siente incapaz de llamarle y ya. Prefiere torturarse un poco más.

       Lo vio por los pasillos. Gracias a su raza, las heridas sanaron más rápido de lo usual. Para el miércoles, apenas una suave mancha púrpura cubría su mentón, debía estar suficientemente cerca para notarla. Fue por aquella sorprendente capacidad de curación que los rumores, sobre la supuesta raza beta de Taehyung, desaparecieron. Ahora, se preguntaban cuál sería el aroma que tanto trabajo le cuesta esconder, Jeon escuchó cada teoría, sintiendo cierta satisfacción al ser el único sabiendo aquella esencia. Nadie estaba siquiera cerca de adivinarlo, Jungkook fue feliz con tan poco.
Sin embargo, sus amigos supieron que algo sucedía, pues existía un deje amargo en el aroma de Jungkook; tanto que, para el miércoles, decidió utilizar neutralizadores.

        Últimamente, odia que le hagan preguntas, no había hablado con nadie desde aquel incidente. Mingyu dio la versión oficial: Jungkook pensó que había tenido una pelea con su primo, y no le gustó saberle en problemas. El omega sabía que no debía negar o afirmar nada, prefirió olvidarse del tema.

       —Has estado muy callado —escucha a Mingyu detrás suyo, Jungkook no presta completa atención mientras revuelve todo dentro del casillero. — Los chicos piensan que ocultamos algo.

       —¿Qué importa lo que piensen? —no es como si ellos dijesen la verdad todo el tiempo. En los últimos días, Jungkook siente apatía y desdén hacia sus propios amigos.

       —No me gusta que me hables así —Kim le sujeta del brazo para obligarle a mirarlo, aquella presión duele, pero Jungkook trata de mantenerse impasible. —Comienzas a irritarme, Jeon. Intenta cooperar, por favor.

       —Eso hago —se soltó bruscamente, retrocediendo apenas un paso. — Me quedo en silencio frente a los demás, asiento a todas las estupideces que salen de tu boca y no reniego a ninguna de tus órdenes. ¿Qué más quieres?

        —Eres un inútil, transparente y sentimentalista. No entiendes todo lo que está en juego —el pasillo está desértico, pero las palabras del alfa todavía son bajas. Un tenue susurro.

        —¿Aparte de mi libertad? No, no entiendo qué podrías perder tú —escucha una tensa risa del mayor, intenta mantener su postura firme.

        —¿Libertad? ¿Crees que eres el único atrapado por un sistema de mierda? Todos debemos cumplir un papel, así que deja de victimizarte, bonito —rechazo fue lo que obtuvo cuando intentó acariciar su mejilla.

Through The MaskWhere stories live. Discover now