07화

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Es parte de la masa poblacional que conforma al alumnado, pero tiene la mente navegando en un universo completamente diferente. Jungkook apenas pudo dormir anoche; así que sin contar el revoltijo que es su mente, está cansado. Por lo tanto, se mantiene en silencio, la sinfonía estresante que entonan sus maestros no le importa ni un poco. Mucho menos el cotilleo de sus amigos, quienes seguramente no han notado cuan callado está. Quizá, porque él apenas solía hablar. Generalmente, prefería mantener sus opiniones para sí mismo.

       La mañana es un martirio, y peor, hoy tiene deportes.

       El grupo de tercer grado, se desplaza en medio del caos matutino con intención de llegar al gimnasio; mientras, cierto omega azabache de puntas doradas, piensa en una manera viable de saltarse este módulo. Una excelente idea aparece frente a sus ojos, cuando ingresan al enorme salón con altas paredes, donde el entrenador aguarda. Seguramente, sabiendo qué actividades ponerles en práctica para hacerlos sufrir.

       Jungkook, no planea ser parte de eso.

       Se adelanta al resto de sus compañeros, quienes ocupan las primeras filas de gradas con maletas deportivas, y botellas de agua. Jeon va directo con el entrenador.

        — Señor Jung —llama, sujetándose el estómago con su brazo izquierdo. No tarda en tener los penetrantes ojos del alfa sobre él, titubea. Un suave rubor trepa por las pálidas mejillas. Afortunadamente, ayuda a la actuación. — Y-Yo, no podré entrenar en esta sesión —declara con timidez.

        — ¿Por qué no, Jeon? —se cruza de brazos, serio. Espera la excusa.

       — Verá... Mi celo inició esta mañana, pero tenía una tarea importante que entregar en los primeros módulos, así que use supresores... Entonces, si hago actividad física... —queda a media oración, porque asume que aquel hombre entenderá. Lo hace, desvía la mirada, abochornado. Por algún motivo, a los alfas les era incomodo hablar sobre celos ajenos, peor si no se trataba de sus omegas.

         — Humh... Ya veo, sí. Puedes ir a sentarte —accede sin siquiera mirarle, Jungkook por poco sonríe triunfal. — Me entregarás una actividad escrita para compensarlo, ¿entendido?

Él asiente, en menos de un segundo se ha ido a sentar, sus amigos negando divertidos, pues saben que ha mentido. Aunque no conozcan la razón, inician con el calentamiento propuesto. El omega de puntas doradas les mira desde un cómodo asiento; no tiene expresión alguna, hasta que alguien irrumpe en el lugar.

      Suelta una pequeña risa, cuando vislumbra Kim Namjoon ingresar al gimnasio; luce un mohín culpable y el señor Jung bufa ante ello, sabiendo que sólo puede estar ahí por una razón. Ha sido castigado, otra vez. Ni siquiera se molesta en regañarlo, por sí solo, empieza a dar vueltas alrededor del recinto. Jungkook sabe que constantemente aquel alfa era castigado, pues era muy descuidado; si no olvidaba su tarea, hacía comentarios fuera de lugar y pronto se daba cuenta que el profesor estaba detrás de él, e incluso, una vez rompió un escritorio. Sus amigos le molestaban constantemente con ello. A Jungkook le parecía tierno.

       Kim Namjoon, sería la deshonra de su familia; sino fuera que sus padres, ambos varones —uno diría que ambos alfas gracias a la dura personalidad del omega con aroma a manzanas—, le quisieran tanto. Porque eran hombres de carácter fuerte, disciplinados; no por nada se encargaban de asegurar la manada, eran cercanos al líder, y éste tenía gran confianza depositada en los dos. Sin embargo, su pequeño alfa era un poco demasiado torpe, pero le amaban, así que se esforzaban por tenerle paciencia. De igual forma, Nam era un chico admirable, pese a lo despistado que solía ser, siempre trataba de ser responsable. A Jungkook le gustaba su denso aroma a madera, y aunque no eran tan cercanos, sentía cierta admiración por él. Quizá, por esa calma con que solucionaba todo, o sencillamente gracias a que podría ser todo, menos un ególatra narcisista.

Through The MaskWhere stories live. Discover now