PRELUDE

9.7K 910 500
                                    

La primera vez que nos cruzamos, sus profundos orbes oscuros tenían cierto brillo carmín. Siempre hallé ligeramente tenebrosa aquella tonalidad de ojos, en alfas; todas las películas de terror, atribuían maldad a ese rasgo. Pero en él, no hubo nada semejante. Solamente me dio la impresión de que, aquel forastero, escondía demasiado en un sencillo mutismo. No sólo porque jamás escuché al chico decir ni una palabra, desde que nos conocimos, y ya hace tres veranos de eso. Más bien, se debía a lo intimidante que solía ser su presencia. Incluso sin ser musculoso, o muy alto. En realidad, si Mingyu no me hubiese hecho saber que era un alfa, seguro jamás lo adivinaba.

         Kim Taehyung era, por decirlo de alguna forma, peculiar. Aunque no del tipo lejano al estándar impuesto por la sociedad, nada de eso. Si tú lo veías caminar por los pasillos del colegio, con su enorme capucha cubriendo los desastrosos rizos oscuros, ni siquiera prestarías atención en él. Creerías que es un simple beta, un poco retraído. Por otro lado, era extraño en el aspecto que, tú sabes (por algún motivo) hay algo detrás del sujeto. Incluso, si nada en especial te lo dice. Y, por ahora, era el único motivo que existía detrás de su popularidad desde su llegada; porque, pese a lo corriente de su aspecto, todos, sin excepción, se giraban a mirarnos por el pasillo apenas llegábamos al edificio. Quizá, porque él no calaba en nuestro pequeño grupo, que antes de él, ya era reconocido por múltiples cuestiones. Las más fuertes, influencias familiares. Sin embargo, cuando omegas y betas, incluso alfas, se giraban a mirarnos, no existía en Taehyung esa admiración que con el resto de mis amigos. No, aquel pelinegro recibía miradas llenas de curiosidad, dudas. Supongo que se debía a lo reservado de su personalidad; o solamente porque nadie, absolutamente nadie en esta manada, sabía cómo o por qué llegó Kim Taehyung a Busan, en un día cualquiera a mitades del verano.

         Nuestros únicos indicios, no eran verdaderamente reveladores; él era primo directo de Kim Mingyu, mejor amigo del hijo menor del alfa líder, y primogénito de aquel que instruía al heredero, pieza clave en el consejo, mano derecha -y amigo íntimo- del líder. Aunque, lastimosamente, Mingyu me contó que tampoco sabía demasiado, pues solamente era un primo lejano proveniente de Japón. Tampoco sabía su manada, o historia familiar, algo. Tal parece, Kim Minyang, padre de Mingyu, sólo llegó a mediados del verano con aquel lúgubre alfa recién presentado. Por esos días, todos deberíamos tener entre 14-15 años. Y no le dio respuestas a nadie, al menos, eso fue lo que me contó, justo cuando comenzamos a salir, en la primavera pasada.

         - Entonces, ¿aún no hay fecha para la coronación? -cuestiona Vernon, peinando descuidadamente las hebras plateadas de su omega, Hoshi. Desde donde estoy, creo escuchar suaves ronroneo, pertenecientes a mi mejor amigo. Y quiero reírme, pero consigo controlarme.

         Conocía a Kwon Soonyoung desde preescolar, bueno, en esta manada era fácil ubicar a todos desde las cunas. Sin embargo, mi asunto con Soonyoung, quien durante el quinto grado adquirió el apodo de 'Hoshi', fue completamente diferente. Mi hermana, Jeon Hyuna, es la prometida del heredero al puesto del alfa líder, Hyojong. Ellos se comprometieron, prácticamente, desde que eran unos niños. Cuando mi hermana se presentó como omega, a los 13 años, y el hijo mayor del líder, estuvo en aquel desafortunado incidente durante sus años de escuela. Entonces, cuando el joven alfa -recién presentado también- la olió, supieron que eran destinados. Y bueno, ahora deberán preguntarse, ¿qué tiene que ver mi mejor amigo en esto? Bueno, fue un enorme acontecimiento que el pequeño heredero encontrase a su omega destinada, y por tanto, una enorme celebración se llevó a cabo. La madre de Soonyoung, una alfa rubia de elegante porte, ayudante personal de la madre del príncipe Hyojong, llevó al pequeño en la elección del vestido que llevaría mi hermana durante aquel evento. Y ambos, fuimos enviados a sentar mientras los adultos alegaban sobre los decorados de dicha prenda, tal parecía, sumamente importante para su presentación como omega del futuro líder. A resumidas cuentas, yo quería el cojín donde estaba Hoshi, y lo lancé fuera del sillón adornando la sala de espera, para obtenerlo, él empezó a llorar. Terminamos peleándonos en el piso, ambos fuimos castigados. Nos obligaron a pasar una hora frente al otro, ordenando que nos disculpásemos.

Through The MaskWhere stories live. Discover now