38화

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Jungkook despierta con un suave aroma a Chocomenta nadando alrededor, y el otro extremo de su cama, vacío. No escucha un solo ruido alrededor. Taehyung debió irse muy temprano, quizá ese asunto que debía tratar fuera sí era muy importante. Prefiere olvidarse del tema, tiene ánimo suficiente para prepararse panqueques. La calidez no tarda en ocupar su pecho cuando siente el dulce aroma a mantequilla derretida, hace que recuerde los buenos días del pasado. Vive dentro ese recuerdo hasta que suena su móvil; la burbuja se rompe cuando ve el número de Mingyu en pantalla, quizá debió quedarse dormido para siempre.

      Bien, sabía que insistiría ahora que habían acabado el semestre, básicamente. Aquellos quienes aprobaron sus exámenes con éxito, eran libres, pero otros debían ir para entregar trabajos de recuperación. No era su caso, ahora no sabía si por fortuna o no; decir que estudiaría ya no puede ser un pretexto, suspiró antes de atender el móvil.

      —Buenos días, mi amor —respondió en un tono falsamente meloso, escuchó cómo bufaba al otro lado de la línea. Mingyu no sabía de su gran talento por hacerle irritar.

      —Eres odioso.

      —Y aún así me llamas, ¿qué quieres?

      Jungkook sostuvo el teléfono entre su hombro y mejilla, porque sus panqueques esperaban en la sartén.

      —Le dijimos al líder que pasaríamos invierno en las afueras, será este fin. Quizá  volvamos para...

       —No, no, no y no.

       —Jungkook —sonó cansado, realmente quería evitar una discusión. Más si era por teléfono.

        —No quiero pasar tanto tiempo contigo, siendo sincero. ¿Podemos mejor aplazarlo para el siguiente fin de semana? Básicamente, aún no estamos libres del colegio —fue la excusa que dio, aunque a Mingyu no pareció hacerle gracia.

       —Pasaste todas tus materias con un sobresaliente, por favor. No serán más de unas semanas, volveremos para las fiestas decembrinas —sonaba con ánimos de dar tregua, quizá negociar.

       —Una, y hasta el siguiente fin de semana, tómalo o déjalo —apagó la estufa para tomar su desayuno. Mingyu suspiró pesado al otro lado de la línea, tampoco era su mayor sueño estar con Jungkook dos semanas, menos si se comportaba justo así.

       —Bien, pero si alguien pregunta, tú buscarás una excusa creíble —colgó antes que Jungkook respondiera, ¿quién iba a preguntar? Paranoico.

       Recién se digna a sentarse para disfrutar su exquisito deayuno, pero antes de siquiera bañar en miel sus panqueques, alguien llama al timbre. ¿Por qué el mundo quería molestarle justo cuando necesitaba un descanso? Y no sólo lo necesitaba, sino que se lo merece. Despide a su comida antes de encaminarse a abrir, espera que sea algo sin importancia, porque realmente no tiene ánimo para tolerar estupideces. Sin embargo, se paraliza un instante al ver de quién se trata, parpadeando para saber si el omega del otro lado es en verdad Hoshi  o sólo es su cerebro jugándole una mala broma.

      —¿Podemos hablar? —dice con voz tímida, sin atreverse del todo a mirar a su mejor amigo directo al rostro. Recibe una tacita respuesta cuando Jungkook abre la puerta, dejándole entrar.

       —Y-Yo... Estaba por desayunar panqueques, ¿quieres? —no sabe por qué está tan nervioso, es sólo Soonyoung. A quien no ha podido hablarle desde su pequeña discusión. Estos días había sido difícil centrarse en ellos, cuando un caos se desataba alrededor. Aquella comida es una de las favoritas para ambos, así que puede ser una ofrenda de paz.

       —Me gustaría, sí —ingresan a la cocina, ninguno sabe muy bien qué decir. Hoshi es quien debería iniciar, piensa el azabache, pues él vino a verlo.

Through The MaskDonde viven las historias. Descúbrelo ahora