*29*

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Me pasé el día tratando de abrir el libro de aire y revisando los mapas en internet de la ciudad. Los antiguos y los nuevos. Habían varias posibilidades que investigaría más a fondo. Si cometía un desliz y Woojin se daba cuenta de que Ben había hablado con nosotros, quizá los moviera y entonces empezaríamos de cero.

Pronto se hizo de noche y esperé la visita de Kayle con alguna de sus tías. Pero fue Minho el que acompañó a Kayle esta noche.

La velocidad de Kayle volvió a ser extraordinaria cuando salió del coche con un ramo de flores silvestres en una mano y con una cajita de dulces en la otra. Saltó y se me agarró al cuello riendo como una niña de cinco años. Yo también me alegraba mucho de verla. Hoy, a pesar de haberme enfrentado en varias ocasiones a insultos disfrazados de comentarios sutiles, estaba animado, Ben me había dado algo con lo que empezar.

Lo demás podía sobrellevarlo.

—¿Los brujos se toman siestas de tres días? —Fue la reprimenda de Kayle nada más soltarme.

Me hizo reír al recordar que fue aquello lo que le había dicho.

—Es que estaba cansado. ¿Tú has venido preparada para la clase de hoy?

Asintió entusiasmada.

—He traído pastas también.

La guié hacia dentro y saludé a Minho con una sonrisa, no tenía ningún problema en particular con los vampiros. Solo con el estúpido de su Rey.

—Me alegra verte en pie.

—A mí también. —Susurré para que Kayle no nos oyera mientras correteaba por los jardines.

—Changbin ha estado preocupado.

Uff... No estaba de humor para hablar de eso con él. Era un amigo y general de Changbin. No se pondría de mi lado y no sabía si estaba preparado para tener esta conversación. No cuando llevaba todo el día lidiando contra constantes desafíos a mi poder por culpa de lo que alguien me hizo hacer.

—¿Cómo va el caso de los tesoros? ¿Habéis encontrado alguna pista?

—Poco hay que contar, la verdad es que casi no ha pasado nada desde lo de la escuela. JeongIn volvió a revisar la escuela por si se les había escapado algo, pero nada.

—Seguro que encontráis alguna pista.

No pensaba inmiscuirme en estas cosas de nuevo.

—No me malinterpretes, JeongIn es genial, pero nos habíamos acostumbrado a ti.

—Os acostumbraréis a él también. No se callará las cosas como yo, pero cumplirá con su trabajo.

—No queremos que te calles, Félix. Quizá si hablaras con Changbin las cosas se aclararían.

Apreté las manos en un puño y me paré delante de Minho cuando le dije lo siguiente.

—Entiende algo, Minho. Si hablo o no con él es cosa mía. Y ahora mismo no quiero ni siquiera oír su nombre. —Sus ojos negros me devolvieron la mirada a pesar de que yo sabía que un aire fantasma me agitaba el cabello. —Me caes bien. Pero no te metas.

Kayle se acercó despacio y volví a encerrar esa parte destructiva y salvaje dentro de mí. Minho no respondió a mi advertencia pero comprendí que había entendido lo que tenía que decir. Seguimos el camino en una conversación amena con Kayle como pilar entusiasta. Me contaba que Harry y Wen querían venir a verme pero que ella les había dejado claro que yo era su maestro y que estaba ocupado con cosas importantes. Aquello fue divertido de escuchar porque Kayle parecía celarme con sus amigos.

Et Sanguis Magicae ||ChangLix|| [1] Where stories live. Discover now