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—Gracias —dije desde mi lugar en la ventana cuando los adolescentes se fueron por los pasillos—. No creo que puedan hablar bien con nosotros aquí.

Pero Changbin no respondió. Había olvidado los papeles sobre la mesa y observaba el espacio de la puerta como si quisiera apuñalar algo corpóreo. Yo guardé silencio intentando imaginarme lo que sería para él aquella situación, pero la verdad era que no tenía ni idea de lo que le pasaba por la cabeza.

Me metí un pequeño trozo de manzana en la boca y me acerqué con el plato a la mesa de nuevo. Esta vez lo rodeé por el otro lado y con toda la confianza del mundo, cogí un trozo de manzana y presioné en sus labios apretados hasta que me miró.

—Abre.

—¿Está envenenado? —dijo alzando una ceja antes de obedecer para que yo le metiera el trocito de manzana en la boca.

Aproveché que estaba masticando para decirle algo apoyado en el borde de la mesa con los brazos cruzados.

—Zac estaba nervioso por hablar con ella. Y me da la sensación de que todo lo relacionado con Kayle le incumbe y lo altera. Tardó poco en encontrar la excusa perfecta para verla. ¿No te suena nada de lo que te estoy contando? —dije mirándolo desde arriba y su lengua me distrajo al lamerse el zumo de limón de los labios—. Lo que quiero decir es que él la ve como alguien importante. No le hará daño.

Apoyó un codo en la mesa y volvió a mirar por donde se habían ido.

—Es mi niña la que se acaba de ir por el pasillo con la persona que podría ser su infierno en vida o su pase vip a la felicidad. —Me miró en ese momento y creí ver miedo allí—. No lo entenderías. Trato de ser imparcial pero no puedo. No cuando ahora sé todo lo que ella sentirá con él, Félix.

Tenía razón, no podía entenderlo porque yo no era vampiro. Nunca se había apagado el mundo para mí. Nunca había sentido la necesidad imperiosa de necesitar a otro como si fuera oxígeno. No me habían criado con los valores que a ellos, nunca me habían dicho que encontrar a esa otra persona que te complementara, que sería la que liberara mi alma, sería la que estaría buscando mi alma inconscientemente.

Quizá no lo entendiera nunca, pero los observaba, ahora los observaba y aprendía de lo que estaba pasando. Era lo único que podía hacer.

—Entiendo que tengas dudas.

—No. Estoy aterrado —dijo sorprendiéndome—. Aún no ha llegado a la edad adulta, por lo que no sentirá esta desesperación. Pero en algún momento pasará.

—Quizá es bueno que se vayan conociendo ahora. —Me gané otra mirada de Changbin—. Esto no lo han decidido ninguno de los dos, su destino está atado desde antes de que se miraran a los ojos esta noche. Entonces, si no se puede evitar, ¿no crees que es bueno que por lo menos se conozcan sin la presión de lo que le hará llegar a la adultez a Kayle? —Sus ojos se aliviaron cuando mis palabras calaron en él—. Por ahora, lo único que te puedo asegurar es que a Zac le importa tu hija. Pero no ha querido contarme nada más.

—Puede que se hagan amigos.

—Y con el tiempo...

—Sí, quizá con el tiempo su relación madure.

—Lo que sea que pase no lo vamos a poder evitar, Changbin.

Me miró fijamente cuando me dijo lo siguiente:

—Estaré vigilando a ese protegido tuyo.

La palabra «protegido» me estaba dando urticaria. Sobre todo porque, ahora que sabía la verdad, quería gritarlo a los cuatro vientos. Pero casi se me salían las palabras cuando sabía que le estaba ocultando algo. ¿Sería esto también influencia del vínculo extraño que nos unía?

Et Sanguis Magicae ||ChangLix|| [1] Where stories live. Discover now