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Ni siquiera presté atención a dónde me llevaba mientras me perdía en sus labios de nuevo. Quizá fuera estúpido por mi parte pensar que hacer que el Rey de los vampiros se desesperara tanto como para hacerme el amor en mitad del bosque fuera tierno. Pero aquello era lo que los dos necesitábamos en ese momento.

Había pasado miedo y dolor. Vamos a ser claros, aquel episodio de transformación no fue agradable para mí tampoco. Pero sabía que Changbin estaba más ignorante que yo y sin poder ayudarme.

A medida que nos adentrábamos en el bosque, más relajado lo sentía mientras me sujetaba fácilmente en alto como si no pesara más que un folio.

Me había asustado.

Lo reconocí a mí mismo. Yo también estaba aterrorizado de que Changbin me rechazara ahora que mi forma física había cambiado tanto. Era imposible ocultar las alas y no quería hacerlo. Quería que las aceptara tanto como parecía adorar mis ojos turbulentos cuando me inundaba el deseo. Quería eso. Aunque no me olvidaba que Changbin solo me aceptaba a mí como portador de magia pero aún le acusaba respeto y miedo. Sabía que solo confiaba en la magia cuando estaba conmigo. Y hoy casi ve cómo mi magia me desborda, lo que podría causar eso y el férreo control que debía mantener sobre él.

Me arrepentía de haber sido tan duro antes.

Lo besé con dulzura, casi acurrucándolo entre mis brazos a pesar de que él me sostenía más que yo a él. Besé cada uno de sus labios algo rígidos hasta que se ablandaron lo suficiente y nuestras salivas los mantenían húmedos y suaves. Su cabello fresco por la noche se enredaba en mis dedos y aquello añadió una intimidad curiosa. Fui consciente de lo mucho que le gustaba que lo acariciara, que lo tocara. Y esta vez me di cuenta de que era el canal. A través del canal del Est Liber se filtraban sentimientos. Era curioso como podía comprender que eran suyos y separarlos de los míos a la vez que lo entendía como si los estuviera sufriendo yo mismo. Pero no me asustó. No me alejé de aquella comprensión mística.

Supuse que el cambio que había sufrido esa noche tenía algo que ver pero ya no me asustaba esta conexión.

Changbin apoyó mi espalda contra un tronco y siseé al sentir la zona entre las alas sensible.

—¿Te duele? —Preguntó preocupado y separándome inmediatamente.

—Sí. Está sensible —El tronco parecía papel de lija sobre una ampolla.

Changbin me acarició la espalda con cuidado y me estremecí. La piel se me erizó hasta el cuello y parpadeé sorprendido cuando gemí sobre sus labios. Sus manos eran tan delicadas allí...

—Ayer estabas muy sensible —recordó—. Aquí.

Asentí.

—¿Quizá era un signo de lo que estaba por venir? —dijo ingeniosamente.

Me sorprendió que se le ocurriera aquello. No lo descartaba, podía ser, pero esa era una forma de pensar muy bruja.

—¿Te sientes diferente? —pregunté a su vez—. Siento un canal abierto entre tú y yo. Es raro, te siento a un nivel mucho más profundo que antes.

Sus ojos titilaron destellos dorados en un fondo tan negro como la noche cuando su sonrisa se extendió en su rostro.

—¿Estás abierto a él?

—No sabía que existía hasta hace un rato. Pero... se filtran cosas.

—Cosas...

—Cosas como una lucha contra el deseo sexual y el deseo de proteger, de retener —traté de explicarme—. Y sé que no soy yo.

Et Sanguis Magicae ||ChangLix|| [1] Where stories live. Discover now