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Lorena había pensado bien. Ahora que Celeste no estaba, faltaba uno en la guardia de los Generales así que con esta nueva misión Hyunjin tuvo que posponer su día de descanso para otra ocasión y acompañarnos a la fiesta. De esa forma la vampira nos explicó su plan. Era un evento de la alta sociedad donde no estaban invitados los vampiros, pero sin duda irían brujos y humanos. Por lo que Chan le dijo, tenían preparado un "disfraz" para que los vampiros no destacaran, así podrían entrar sin problemas. Aún no sabíamos de qué disfraz estaba hablando pero esperaríamos a que llegara Jennie y JeongIn para hacer suposiciones.

Nuestra tapadera sería la siguiente: JeongIn y yo como acompañantes y amigos brujos de Jennie; y Hyunjin y Changbin serían nuestra escolta humana. Si lo pensaba mucho me echaría a reír por lo irónica de la situación.

Lore se fue cinco minutos antes de que llegaran los brujos con paso apurado después de mirar un mensaje que le había llegado a su móvil. No conocía bien el trabajo que llevaba dentro de la realeza pero sin duda la mantenía ocupada la mayor parte de la noche.

Volvimos al tema del racismo y las diferentes maneras en las que los vampiros podían solucionarlo o, por lo menos empezar a tratar el problema. Estaba hablando de ello cuando en mis oídos sonaron campanitas y giré los ojos a la entrada de la casa. Me sorprendió cuando el propio viento me puso en aviso de que la picante magia de Jennie y la ardiente chispa de JeongIn andaban cerca. Fue algo natural, como si saber que esos dos brujos andaban cerca fuera como tocar al timbre de mi inconsciencia. Así que me levanté de nuevo de la silla y me impulsé con las alas para llegar antes que nadie a la puerta de la entrada. Oí los jadeos sorprendidos de los Generales a mi espalda pero hice oídos sordos. Tenía tantas ganas de ver a mis amigos que estaba ansioso y ni siquiera me di cuenta que había usado las alas por primera vez para algo útil.

Abrí la puerta que era escoltada por dos guardias día y noche y que me miraron completamente aterrorizados. No se atrevieron a meterse en mi camino cuando salí afuera.

Dos escandalosos coches estaban apagando sus motores en la entrada de la Casa Real. El Lexus LC rojo de JeongIn ya era llamativo por su carrocería deportiva y el sonido del motor que hacía que todos giraran a ver de quién era esa hermosa bestia mecánica. La tapicería en cuero color piel solo le daba aún más elegancia al auto. Y si JeongIn lo conducía ya era imposible pasar desapercibido por ningún sitio. Lo vi salir del asiento del piloto con un atuendo mucho más elegante de lo que solía ir siempre, pero no llevaba esmoquin ni traje. Un pantalón de vestir gris estilo chino con una camisa de botones blanca y corbata gris de rayas en relieve. Sobre los hombros llevaba un abrigo color camel que resaltaba sus ojos y cabello negro. En las orejas sus típicos pendientes y cuando se acercó a mí iba aflojándose el nudo de la corbata maldiciendo. Maldijo y maldijo hasta que alzó los ojos en mi dirección. Parecía que no se había dado cuenta del momento en el que había aparecido.

Entonces el color de su rostro palideció por la sorpresa y agrandó los ojos al mirar en lo que me había convertido.

—¿¡Pero qué coño!? —Corrió hasta pararse frente a mí en el rellano de las escaleras—. ¿¡Qué-!?

No sabía a donde mirar mientras observaba mi aura mágica. JeongIn tenía un don innato para ver la magia, él podía decir exactamente el potencial de los niños que venían al aquelarre con solo un vistazo. Así que esa expresión de sorpresa debía de ser algo predecible dada la situación.

—Pero si hace dos días estabas como siempre... ¿Qué es esto?

—¿Tan malo es?

—¿¡Estás de coña!? —dijo sacudiendo la cabeza con una resplandeciente sonrisa en los labios—. Estoy extremadamente celoso, cabrón. ¿Cómo es que tienes tanto poder y puedes controlarlo perfectamente en dos días? —Sus ojos destellaron un brillo rojizo cuando se concentró en un punto en mi pecho—. Nunca había visto un núcleo tan reactivo como el tuyo. Genera cantidades de magia enormes por segundo —me agarró de la nuca en un gesto amistoso mientras me hacía inclinarme riendo—. Más te vale que me digas qué has hecho.

Et Sanguis Magicae ||ChangLix|| [1] Where stories live. Discover now