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Aquel acto pareció ser mucho más de lo que había querido ya que Jisung y Hyunjin me trataban de manera diferente. Es decir, seguían comportándose igual, pero había algo diferente, no sabía cómo describirlo, era una sensación.

Changbin estaba sentado en la misma silla que ocupó Hyunjin en su momento y Jennie estaba eligiendo el tono de base perfecto para él. Sentir la presencia de Hyunjin a mi lado era extraña, ya que sabía que no tenía nada de humano, pero era lo que mis sentidos decían. Así de extraño era que no podía evitar mirarlo cada tanto para asegurarme que seguía siendo él. Los dos hablaban en un tono muy bajo y yo había recuperado mi posición en el alféizar pero en esta ocasión los dos vampiros me habían posicionado cerca de mi y hablaban animadamente. 

—No me quiero imaginar lo que hubiera pasado si Su Majestad hubiese tenido este arsenal hace unos años...

—Minho no tendría tan mala fama —susurró a su vez Hyunjin con los brazos cruzados y los pies bien plantados en el suelo.

Jisung se carcajeó. 

—Se lo pienso decir a Minho. 

—Le vas a amargar la noche.

Un momento de silencio, Jisung tenía la mirada perdida con los brazos cruzados y después rompió en risas.

—Dice mi hombre que te compra todo el maquillaje —soltó Jisung a Jennie. 

La bruja se giró al momento con el rostro radiante y la botellita seleccionada en la mano. Estaba seguro de que Jisung no sabía lo que acababa de hacer. 

—¿Lo queréis a domicilio? Acepto efectivo, crédito, transferencia y PayPal.

Rodé los ojos con una sonrisa y posé la mano en el hombro del vampiro emparejado.

—Os acabáis de hacer una nueva amiga. 

Casi podía oír el ¡Clín! de la caja registradora y en la cabeza de Jennie. 

—A mí me cae bien —dijo Hyunjin con el mismo semblante neutro de siempre.

Me fijé cuando JeongIn abrió el bolsillo mágico por tercera vez en lo que llevaban allí para sacar otra botella de agua fría, una de sus espadas cortas y el material de afilado. Quizá fueran cosas mías pero me daba cuenta de que mi amigo estaba excesivamente callado y bebía casi lo mismo que cuando estaba enfermo y su fuego trataba de paliar la enfermedad deshidratándolo más rápido de lo normal.

No creía que fuera nada para preocuparse, menos sabiendo la cantidad de trabajo que había tenido que llevar conmigo fuera de combate estos días y sin Seungmin en la ciudad.

Si caía enfermo del cansancio y estrés yo tenía toda la culpa.

Jennie terminó de maquillar a Changbin con eficiencia y activó el hechizo con el sonido de fondo de las cuchillas afilándose de JeongIn.

El hermoso rostro de Changbin siguió siendo el mismo, pero ocurrió lo mismo que con Hyunjin, su cabello se opacó siendo más mortal, más humano y ya no se le veían los colmillos cuando los mostró. Sin embargo el corte en el labio seguía estando y Jennie había retrasado la cicatrización de éste a petición del propio Changbin. Cosa que me sorprendió. Una cosa era colocarte un producto brujo y otra muy distinta, permitir que una bruja de sangre interfiriera con la manera en la que tu cuerpo tenía para ejercer sus funciones básicas.

—No quiero ser aguafiestas, pero ¿Cómo piensas esconder esas dos enormes alas? —preguntó Jisung con las manos en los bolsillos.

Estaba tratando de alargar el momento lo máximo posible. El bolsillo mágico no era el problema, era la sensación de que mis alas estarían en otro sitio que no era mi espalda lo que me tenía ansioso. Pero creé el bolsillo con un pensamiento antes de que me arrepintiera y automáticamente mis alas desaparecieron dentro. Ahora estaban en el mismo sitio pero en otro mundo, en un mundo paralelo a este. Era difícil de explicar pero básicamente seguían estando en mi espalda, solo que en un desdoblamiento del mundo que conocíamos, en un lugar vacío de vida que estaba lleno de cosas brujas. Cada uno de nosotros tenía un espacio personal.

Et Sanguis Magicae ||ChangLix|| [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora