Uno

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Estoy en un prado verde tan bonito, el sol hace que la hierba húmeda brille y el suave sonido del mar a unos metros hace la escena aún más relajante.

—Lo...Loren —oigo un quejido a mi lado y cuando me giro se me hiela la sangre al ver a Ethan avanzar con lentitud intentando llegar a mi.

En su mano derecha sostiene un cuchillo que tiene clavado en el centro de su pecho donde se está formando una enorme mancha de sangre en toda su camisa blanca.

—¡Ethan! —grito intentando llegar a él pero mis piernas no funcionan y al mirar hacia abajo veo mis pies pegados al suelo—. ¡Ethan!

Me desespero. Grito. Pataleo tratando de avanzar y correr hacia él para salvarlo y cuando se desploma y no se mueve grito y lloro despertando de golpe encontrándome en mi cama.

Mi corazón está acelerado por el susto, mi pecho sube y baja muy deprisa incapaz de enviar oxígeno suficiente a mis pulmones, tengo las mejillas empapadas y entro en más pánico al ver el lado de la cama vacío.

Siento un pequeño alivio y me siento mal al ver aparecer a un rubio sosteniendo una toalla alrededor de la cintura todo mojado saliendo del baño apresurado con cara de miedo y susto hasta que me ve.

—Lo siento, lo siento —digo cuando se acerca a la cama y lo abrazo asustada—. No quería asustarte.

—Estoy aquí, nena —murmura frotando mi espalda.

Para mayor preocupación esta no es la primera vez que ocurre algo así. Las pesadillas se han vuelto algo muy constante desde que mi Ethan acabó en el hospital. El pensar que podía haberle perdido me ha trastornado y cada vez que él no está conmigo entro en pánico y empiezo a imaginarme lo peor, incluso dormida cada vez que él se aleja mi cuerpo parece notarlo y mi mente se pone nerviosa y ansiosa y por eso empiezo a tener sueños horribles que me hacen despertar a gritos y llorando alertando a Ethan haciendo que deje lo que esté haciendo para venir corriendo asustado.

—Lo siento, lo siento... —sigo murmurando en busca de calma.

—Shh, nena tranquila —me besa la cabeza—. No pasa nada.

Me suelta despacio y su mano baja de mi mejilla a mi vientre haciendo suaves caricias que cogió la costumbre de hacer y que me relajan.

—Tienes que estar tranquila, nena —murmura apartando mi cabello húmedo del sudor de mi cara.

Sorbo los mocos y me siento mal por alterarme tanto tan a diario. Hace tres semanas que hemos vuelto del hospital después de que él estuviera una semana internado en observación por posibles inconvenientes y porque su herida tardó mucho en empezar a cicatrizar. A mitad de semana para alivio de todos en el cambio de vendas y revisión del medico nos dio la noticia de que estaba cicatrizando como se esperaba por lo que a finales de semana pudimos volver a casa pero desde que volvimos se supone que Ethan debía mantenerse tranquilo y descansar y por mi culpa no lo hacía. 

Desde que pusimos un pie en casa, aunque Patrick se había encargado de arreglar todo no estaba tranquila. 

Había hablado con él y duplicamos la seguridad, ahora tendríamos en todo momento a dos guardias en cualquier sitio que entráramos, además de Patrick que por ordenes de Ethan sería a mi a quien vigilaría por el bebé. Cambiamos la puerta por una más reforzada con doble cerradura. El portero también ha sido advertido de verificar la entrada de cualquier desconocido y comprobar con las empresas a cualquier trabajador que enviaran para arreglar cosas en el edificio.

En el edificio de Industrias Langford también se aumentó la seguridad. Dos empleados se iban a asegurar de revisar y cachear a todo el personal cada mañana. En las recepciones de cada piso instalaron alarmas silenciosas para el aviso de la policía, y en los teléfonos nuevos ahora contaban con un botón de marcación rápida para pedir ambulancias, el personal medico había sido multiplicado.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang