Cuarenta

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Gruño frustrada. Me levanto de mi silla y voy al despacho de Ethan. Entro sin decir nada, él me mira curioso. Voy hacia el sofá y agarrándome al reposa brazos me dejo caer sobre el cojín de cuero blandito.

—No puedo trabajar —suelto el aire poniendo mi mano sobre mi vientre.

Ethan viene hasta el sofá y se sienta a mi lado pasando un brazo por el respaldo detrás de mí.

—La mesa es incómoda con la barriga.

—Mi nena —me besa la cabeza apoyando su mano junto a la mía—. Ojalá pudiera hacer algo para aliviar tu incomodidad.

—Me siento muy cansada —cabeceo contra su hombro.

Me recibe con caricias suaves en el cuello y enreda sus dedos en mi pelo.

—Te ves apagada, nena —me pasa la mano por la mejilla—. Me encantaría poder darte un poco de mi energía para que te sientas mejor.

—A mí también.

—¿Por qué no vas a casa y descansas?

—No —niego enseguida—. Tengo trabajo.

—Nena, podrías dejar el trabajo por un día. Tienes un motivo para hacerlo —su mano genera calor en mi barriga—. Es un motivo no una excusa. Un motivo muy importante para dejar el trabajo un día o incluso dos.

—Quiero hacer mi trabajo.

—Nena, ya lo hablamos. No tienes nada que demostrarle a nadie.

—No es eso —ronroneo contra su cuello—. Me gusta mucho mi trabajo.

—No me gusta que te estreses. Deberías estar descansando y cuidandoos con toda la tranquilidad en casa.

—Ya vengo a tomarme descansos aquí contigo —murmuro tirando de su corbata.

—Ya sabes que me encanta que vengas a mis brazos, nena.

El dolor de espalda me da una idea. El peso que voy sumando cada día me hace doler más la columna. Y tengo mucho sueño, no poder hacer el circo del sol en la cama no me deja dormir bien.

—Bueno quizá descansar no, pero me voy a dar un masaje con Hannah.

—Eso me gusta, tomate todo el tiempo que quieras para relajarte —coge mi mano besando mis nudillos—. Marisa puede encargarse durante unas horas, no quiero que te preocupes por nada.

Tiene que ponerse de pie primero y darme las manos porque ya me cuesta levantarme sola. Me hace reír vernos en esta situación, pierdo la fuerza pero Ethan con esa fuerza que se carga me pone de pie enseguida. Acabo pegada a su cuerpo, entre sus brazos, y eso me gusta. En realidad aún me puedo levantar sola pero me gusta aprovecharme de él para que me ayude y acabar así de juntitos.

Escribo a Patrick de vuelta a mi despacho y bajo solo con mi bolso para que me lleven al centro de belleza donde trabaja Hannah. Por el camino le escribo a ella para que me haga un hueco sí o sí, y también a Rebekka por si está libre y se viene.

Nos encontramos en la puerta del local y entramos juntas con mis guardaespaldas detrás.

La eficiente trabajadora de Hannah ya tiene casi todo preparado para nosotras. Ella me atiende a mi y su compañera se ocupa de Rebekka. Ella quiere un tratamiento facial mientras que yo quiero la manipedi. Hannah se pone primero con mis pies mientras charlamos y también escuchamos los cotilleos de las otras clientas.

Mientras elijo el color y el diseño que quiero me hace un masaje de pies muy bueno con un jabón que me deja oliendo a papaya. Mi barriga empieza a pesar y tengo los pies hinchados aunque Ethan diga que no.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Where stories live. Discover now