Once

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*Asegúrate de haber leído el anterior capítulo antes de empezar. Doble actualización bellesas*

Once

Hundo la cuchara en el helado y la llevo a mi boca disfrutando como el dulce sabor se derrite en mi boca.

—Nena —su voz me hace sobresaltar.

Cruza los brazos mirandome con una ceja alzada con cara de molestia.

—¿Que haces?

Gruño apartando el helado antes de que me lo quite.

—Voy a engordar por tener a nuestro bebé, déjame comer lo que quiera.

Hago pucheros metiendo otra cucharadita de helado en mi boca.

—Engordaré mucho.

Siento sus brazos rodearme la cintura antes de besar mi hombro.

—A mi me gustarás aunque engordes —dice—. Me pones cachondo a todas horas, nena.

Se aproxima a mi que estoy sentada en la encimera de la la isla comiendo mi helado balanceando mis pies hasta que llega delante y me pone las manos en las rodillas separandolas para meterse en medio subiendo sus caricias hasta mi cintura.

—¿Me das un poco? —pregunta con una voz tan sexy que olvido el helado y me entran ganas de comérmelo a él.

Le acerco la cuchara pero la aparto en el último segundo ganandome una sonrisa perversa. Me aprieta las manos en la cintura e intenta robarme un beso. Yo me resisto riendo y dejo el tarro y la cuchara a un lado. Hundo un dedo en el helado y lo paso por mis labios esta vez ofreciendoselo sin apartarme.

Gime en mi boca devorando mis labios y luego los lame con su lengua. En segundos tengo las bragas mojadas al oírle.

—Te gusta jugar hasta volverme loco, nena —la voz se le ha puesto ronca por la excitacion—, pero no olvides que yo juego mucho mejor.

Si hace un segundo tenía las bragas mojadas ahora soy una fuente ante esa mirada de depredador perverso y sucio que planea muchas cosas.

Se me escapa la risa porque me encanta su ego y más me gusta aplastarlo y demostrarle que lo tengo en la palma de mi mano. No olvidemos que quien tiene a su hijo en el vientre soy yo.

—¿Seguro? —río perversa por lo que pienso hacer.

—Si...—se le abre la boca cuando tiro de la camiseta hacía arriba enseñandole mis pechos.

Los observa fascinado uno y el otro sin saber con cual quedarse. Parece terminar de decirdirse porque se lanza a devorar mi pecho izquierdo pero el otro no se salva de ser rodeado con su gran mano. Me pellizca el pezon entre sus largos dedos y el otro lo chupa y lame.

Me aferro a la encimera arqueado mi espalda pegándome más a él y gimo sin control por los lenguetazos.

Mi cuerpo se retuerce como pez fuera del agua conteniendo las sensaciones de su boca torturando mi pezon hasta dejarlo rojo y húmedo antes de prestar atención al otro. Con su brazo me rodea la cintura para dejarme quieta sobre la encimera y me aferro a sus hombros incapaz de contenerme.

Su mano libre deja de tocar mi pecho y baja hacia entre mis piernas llegando a meterse bajo la ropa y sus dedos, que tan bien conocen donde tocan, no tardan en encontrar mi punto más doloroso y rozarlo hasta que me tiemblan las piernas y me muerdo el labio para no gritar y que me escuche el país entero.

Deja de torturar un segundo mis pechos con su boca y calla mis gemidos ahogados y lastimeros en sus labios. No me da un segundo de tregua con los dedos frotando y pellizcando y luego suma meterlos dentro y desfallezco entre sus brazos que me sostienen con fuerza. Le clavo las uñas y él esconde la cara en mi cuello lamiendo la piel bajo mi oreja sin dejar de usar sus dedos en mi hasta arrancarme la última gota de placer que humedece mi ropa interior y sus dedos.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora