Diecinueve

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La señora de Theodore Blackwood, Mery Blackwood es un encanto, me cuentas muchas cosas que le pasaron durante el embarazo de su hijo y el de su hermana mayor, además de unas cuantas marcas de cremas muy buenas para calmar los dolores y cuidar mi piel, y comidas que me sentarán muy bien durante los siguientes meses.

—...estoy deseando ser abuela —me cuenta Mery.

—Nuestras madres están muy emocionadas.

Nos sentamos en su mesa cerca de la pista de baile y al lado de la barra de bebidas donde Ethan y Theodore están charlando.

—Mi hijo aun se va a casar en unos meses, por fin va a sentar cabeza —sonrío con ella.

—Seguro que te hace abuela pronto.

—Eso espero.

Tras unos minutos más de charla las amigas y la familia de Mery y Theodore quieren también hablar con el matrimonio y nos despedimos para charlar luego antes de irnos. Ethan se despide de Theodore y en cuanto se va acercando veo al fondo la mesa de aperitivos.

—Hay una fuente de chocolate —exclamo ante esa maravilla sobre la mesa de aperitivos.

Corro hacia la mesa y por suerte alguien retiene a Ethan cuando intenta llamarme. Me planto ante la fuente de chocolate y se me hace la boca agua. Hay muchos platos con cosas diferentes para mojar. No me resisto y cojo uno de cada hasta tener las manos llenas. Un palito con un marshmello, una fresa, una galleta... ¿Qué demonios? Hasta voy a probar a mojar el queso.

—Creí que la fondue de chocolate atraería a gordos, no a hermosas mujeres —oigo que dicen a mi lado.

Me giro con la boca llena tratando de masticar antes de tragar encontrándome con un hombre que me observa con diversión. Miro a los lados insegura de que me hable a mi. Me señalo y se ríe más.

—Soy Marshall —señala las brochetas en mis manos—. Te daría la mano pero creo que estás ocupada.

Trago el esponjoso y pegajoso marshmello y trato de coger todos los palitos con una mano para stracciatella pero estoy manchada de chocolate.

Él deja su copa y se mueve para coger una servilleta que me ofrece.

—Gracias —murmuro un poco avergonzada—. Soy Loren.

—¿Vas a mojar el jamón en chocolate? —pregunta.

—Me he metido cosas peores en la boca —me río.

Marshall alza las cejas pensando mal.

—Me refería a comida —exclamo un poco avergonzada.

Una cabeza rubia aparece por detrás del tal Marshall y se me ilumina la vida. Rodea al hombre y se planta a mi lado tan alto y tan guapo.

—Amor, este es... —intento decir pero me interrumpe al clavar su mirada helada en mi nuevo amigo.

—Marshall —saluda Ethan con dureza.

—Ethan —le devuelve el saludo de la misma manera.

—¿Entreteniendo a mi mujer? —alza una ceja escéptico, aún muy serio.

Los ojos de Marshall se abren un instante con sorpresa y se dirigen a mi antes de volver a Ethan enmascarando su expresión bajo una capa de frialdad.

—No sabía que era tu mujer.

—Ahora ya lo sabes —siseó por lo bajo y procedió a ignorarlo centrándose en mi—. ¿Eso no es mucho azúcar?

Tenía un palito con una galleta con pepitas cubierta de chocolate.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora