Cuarenta y tres

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No dormí.

¿Cómo iba a poder dormir? Después de la bomba que acababa de soltar me había destrozado. Mi corazón se había hecho añicos que veía imposibles de recuperar. Aunque los reuniera y los montara mi corazón ya no volvería a ser el mismo. Sería una bola maltrecha que no sabía si podría volver a sentir.

Estuve toda la noche hecha una bolita en la cama llorando a cada segundo. Cada vez que era capaz de parar de llorar a los segundos volvían las lágrimas. Me dormía durante unos minutos y despertaba buscándole en el colchón.

Al no dormir la conversación volvía a reproducirse en mi mente, sus palabras martilleándome la cabeza.

Me dolía muchísimo la cabeza y me ardían los ojos al levantarme de la cama a primera hora. No necesité despertador ni que me despertara, ya estaba despierta consultando el reloj cada cinco minutos. Fui a ducharme esperando que el agua caliente me relajara un poco y calmara el dolor de cabeza. Necesité mucho maquillaje para cubrir las kilométricas ojeras.

Abrí lentamente la puerta y asomé la cabeza. Todo estaba a oscuras y en silencio. Salí al pasillo con pasos flojos y llegué a le cocina. Saqué una taza para calentar leche lo más silenciosa posible. No dejaba de mirar la puerta de reojo temiendo que entrara. Si le veía me derrumbaría de nuevo y ya llevaba sin llorar desde que me levanté. No quería estropear el maquillaje.

Huir no me serviría durante mucho tiempo ya que vivimos en la misma casa y trabajamos en la misma empresa.

SU maldita empresa.

Iríamos en el mismo coche. En un espacio reducido que nos dejaría muy cerca. Podré sentir el calor de su cuerpo, lo bien que huele, esa cara tan preciosa que ahora mismo odio y sus ojos...esos ojos son mi perdición. Cuando me mira soy suya para siempre.

Me acaloro solo de pensarlo.

Debía irme antes. Necesitaba que Patrick me llevara a mi sola.

Quiero mantener a Ethan lo más alejada posible. Necesito despejar mi mente, pensar en frío todo lo que pasó y decidir que paso daré.

Por eso llamo a Patrick enseguida.

—¿Loren? —descolgó al primer tono—. ¿Ocurre algo?

Que le llame tan temprano es extraño.

—Quería preguntarte si puedes llevarme antes al trabajo.

—Claro que sí —responde al momento—. Estaba a punto de salir de casa. Y Sergei ya está llegando también.

Que Patrick se haya mudado enfrente supuso mucha comodidad para todos. Si necesitamos cualquier cosa puede llegar en segundos y a él le facilita mucho el trabajo.

—Gracias, bajaré ahora.

Cuelgo y me guardo el móvil en el bolsillo de la americana. Busco mis llaves y salgo del piso antes de que me oiga. Llego al garaje y ya está Patrick en la puerta junto al coche con Sergei al volante. Me abre la puerta trasera y me acomodo detrás.

Me quedo mirando por la ventana las calles pasar. El silencio es agradable pero sé que Patrick no deja de mirarme.

—¿Qué pasa con Ethan? —se atreve a preguntar tras un largo silencio.

Siento que todo mi cuerpo se tensa.

—Irá en su coche —murmuro.

No necesito girarme para saber que comparte una mirada con Sergei, lo noto desde donde estoy.

—¿Ocurrió algo?

—No quiero hablar —apoyo la barbilla en el puño sin dejar de mirar por la ventana.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Where stories live. Discover now