Treinta y uno

179 16 2
                                    

Ethan recibe una llamada a primera hora de la mañana y lo sospechoso del asunto es que en lugar de contestar en la cocina delante de mí como siempre se marcha al despacho. Lo que me deja un poco extrañada y me levanto a cotillear.

Lo veo entrar en el despacho con el móvil en la oreja y cierra la puerta.

¿Qué es tan secreto que te tiene que contestar en el despacho y cerrar la puerta? Como no llevo tacones no hago ruido al caminar y llego a la puerta rápido para escuchar la conversación que me deja con la boca abierta.

—Son excelentes tus servicios —habla en voz baja—. Lo que me enseñaste fue increíble. Algo así es justo lo que quiero.

Hace una pequeña pausa y se me estruja el corazón un poquito por lo que estoy entendiendo.

—¿Tienes algo nuevo para enseñarme? Eso es perfecto —sigue diciendo—. He quedado encantado la última vez que nos vimos. Dame más y soy tuyo.

Me llevo la mano al pecho porque siento que se me está rompiendo el corazón.

—Gracias por la discreción, no quiero que nadie se entere de esto, sobre todo mi mujer...

¡¿Qué?!

No, no. Estoy entendiendo mal. No es lo que creo.

Está comprando un coche. Seguro que es eso.

Estoy segura.

Estamos hablando de mi hombre. Lo conozco, él jamás me haría algo así. Soy lo mejor de su vida, me lo ha dicho un millón de veces. Me ama con locura y soy suficiente, soy lo que necesita.
Me agarro el pecho notando una desagradable presión, la garganta me pica y los ojos me lagrimean mientras tiemblo de miedo.

Basta no. Yo le creo.

A las mejores personas del mundo también les prometían el cielo y las estrellas y recibían un golpe directo al frágil corazón que acababa hecho añicos ante sus ojos.

No, ¡basta!

Yo confío en él. Puedo confiar en él, verdad?

La conversación finalizada y corro de vuelta a la cocina. Me siento de nuevo en mi sitio intentando estar como estaba antes recuperando el aliento de la pequeña carrera y finjo normalidad al oírle. Entra en la cocina y me recompongo fingiendo normalidad y tranquilidad cuando me besa la mejilla al pasar por mi lado.

—¿Con quien hablabas? —temo que el nudo en mi garganta me haga sonar mal pero él parece no notarlo.

—¿Qué? Ah...era mi madre —no me mira a la cara cuando lo dice.

Pum. Ese no es mi corazón latiendo, es él primer golpe que acaba de darme y ya veo la primera grieta. El elefante rosa en la habitación está creciendo, yo lo veo pero él lo ignora esperando que me crea la mentira.

—¿Tu madre? —me cuesta esconder la amargura y la agudeza de mi voz por el dolor que siento.

—Aham.

—¿Qué quería?

Sigue sin mirarme mientras se sirve un vaso de zumo.

—Nada importante, saber como estás con el embarazado y quejarse un poco de los imbéciles que tengo por hermanos.

Esta vez si me mira y sonríe mientras bebe.

Espero que no se ahogue en sus mentiras porque pienso ahogarle yo.

Fuerzo una sonrisa lo más natural posible.

—Deben ser hiperactivos —bromeo.

—Debería sugerir que se hagan pruebas —asiente Ethan.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Where stories live. Discover now