Seis

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ETHAN LANGFORD

Salí del despacho hastiado con Natalie detrás soltando un montón de información que no estaba escuchando por mirar el móvil. Tenía una cita con dos días de mis mejores socios en un restaurante de aquí al lado y ya me dolía la cabeza.

Pero eso enseguida pasó a segundo plano en cuanto llegamos a la recepción y vi a mi mujer preciosa hablando con Grace.

Nunca había pensado que una embarazada se pudiera ver sexy, con Loren acabo de confirmarlo. La curva de su vientre cada vez se nota más y me parece de los más perfecta. Apenas se nota pero yo lo noto porque conozco cada centímetro de ese cuerpo que me he dedicado día y noche a venerar y complacer como se merece.

Yo la dejé preñada y ese pensamiento por muy neandertal que suene me la pone dura, muy dura. Me la follaría todas las noches de mi vida si me dejara. No quiero ni pensar en los días de sequía que tendré después del parto. Aprovecharé mucho las semanas en que las hormonas la tengan cachonda día y noche. Yo solo quiero cubrir las necesidades de mi mujer y bueno siendo un poquito egoísta las mías también.

¿Pretenden que haga voto de castidad con semejante mujer? Está tan buena.

Joder, ya se me está poniendo dura.

Ignoro a Natalie que me sigue con mi agenda y voy directo a mi mujer a rodearla con mis brazos desde atrás poniendo mi mano en su vientre, le encanta que lo haga, me siento muy conectado a ella y a nuestro hijo.

Que ganas tenía de que fuera una niña preciosa como Loren. Pero seré muy feliz con que venga sano y fuerte. Que mi primogénito sea un niño me incha el ego.

—Hola mi amor —murmura besando mi mandíbula.

Fui a la peluquería de Hannah hace dos días me cortaron el pelo, me afeitaron y me tocó otra sesión de depilación del poco bello que me sale del ombligo hacia abajo y en el pecho. En cuanto llegué a casa ya tenía a Loren encima restregandose como gatita encelo, le gusta que esté suave y yo la complazco en lo que haga falta. Y con el nuevo corte que me hicieron dice que estoy muy atractivo, que parezco un ejecutivo duro y malo.

—¿A donde vas?  —pregunta pasando la nariz por cuello.

—Tengo una comida con unos socios.

A la mención de la comida se aparta de golpe y me mira mordiéndose el labio inferior para aguantar la sonrisa. No tiene remedio, se pasa el día comiendo.

—¡Llévame, llévame! —exclamó dando saltitos.

Esta comida es importante, nuestro anterior acuerdo había finalizado y con esta comida buscaba conseguir otro acuerdo para no soltar la sociedad que teníamos porque salíamos todos muy beneficiados.

Llevarme a Loren no era mala idea estaba seguro que con esa sonrisa hermosa que tiene iba a conseguir lo que quisiera de esos hombres.

—Coge la chaqueta —señalé su despacho con la cabeza.

Se le iluminó la cara y salió corriendo hacia su despacho, apareció a los segundos con la chaqueta y el bolso colgando del hombro. Me miró con ojos brillantes y yo le devolví la mirada de reproche. No me gusta que corra con tacones podría caerse y si se hacen daño cualquiera de los dos voy a encerrarla en la habitación los próximos meses y me darán igual las quejas. Estaré tranquilo sabiendo que las personas que más quiero están protegidas.

Se agarró a mi brazo haciéndome ojitos para que se me pase el enfado mientras bajamos el ascensor.

Le escribo a Patrick para avisar de que salimos. Nada más salir del edificio los veo al lado del coche negro y los cuatro guardaespaldas se ponen en marcha en cuanto subimos a mi coche.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora