Diecisiete

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Reviso el correo que me subió Patrick. Dejo a un lado las del banco porque las reviso con Ethan. Abro una de las mías y me río con el juego de ollas que me regalan por tener mi dinero en su banco. Ya tengo un regalo para mi madre.

Entre las cartas encuentro un sobre blanco precioso decorado y va dirigido a Ethan.

Voy a la cocina donde está sentado comiendo gelatina y le doy el sobre.

—¿Para mí? —pregunta sacando la lengua del envase.

Lo abre curioso mostrando una invitación. Leo por encima de su hombro unos nombres que no conozco para la invitación a una reunión por el treinta aniversario de matrimonio.

—¿Quiénes son? —apoyo la barbilla en su hombro.

—Theodore Blackwood fue mi mentor durante la universidad —gira la cabeza encontrándose con mis ojos—. Me enseñó todo lo que sabe sobre negocios y a convertirme en un jefe íntegro, limpio en los negocios.

—Me encanta ese hombre y no lo conozco —beso su mejilla y se ríe.

—Fue como un padre para mí —murmura bajando la mirada a la invitación.

—¿Por qué no me hablaste nunca de él?

Se encoje de hombros.

—Creo que nunca surgió el tema.

La celebración es en San Francisco dentro de dos días.

—Le enviaré su vino favorito —me devuelve el beso en la mejilla levantándose a tirar el envase vacío.

Lo sigo con la mirada.

—¿Por qué no vamos?

Él me da esa mirada de «¿No es obvio?».

—Estás embarazada, nena.

—Puedo viajar perfectamente —pongo las manos en las caderas firme—. Y yo quiero ir.

Él aprieta la mandíbula enfadado. ¿Por qué siento que hay algo que no me está contando?

—No lo creo.

—Pues yo voy a ir, porque no necesito tu permiso y tu aprobación.

Lo dejo en la cocina y me voy al salón a tumbarme en el sofá. Enseguida aparece detrás mía.

—Consultaré con la doctora y el piloto si puedes viajar.

Escondí una sonrisa triunfante al verlo sacar el móvil.

—Pero no cantes victoria tan rápido —me señala alejándose con el móvil.

Miro mi vientre y me lo acaricio.

—Tu padre es un pesado —le dije a mi bebé.

—¡Lo he oído! —gritó desde la cocina.

—¡Te amamos papi! —grité aguantando la risa.

[...]

Hago la maleta horas después con mi hombre gruñendo porque no se salió con la suya. Busco en el armario que llevarme, estaremos un par de días en un hotel con vistas al mar. Meto un par de bikinis y ropa interior nueva que compré para sorprender a Ethan.

Mi maleta acaba llena y me cuesta cerrarla. La de Ethan es pequeña porque necesita menos cosas que yo y me aprovecho de su espacio para meter mi neceser y mi plancha del pelo.

Patrick, Sergei y los demás guardaespaldas ya están avisados y dentro de unas horas iremos al aeropuerto a coger el Jet.

Karen tiene días libres ya que no tendrá que venir nada más que para limpiar.

Llama del amor ✔️ [Llamas #3]Where stories live. Discover now