2. Bésame

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ANTONELLA JOHNSON.

Cuando el sonido de el ascensor suena, avisando que llegue al último piso donde trabajaré mis piernas tiemblan y la respiración comienza a faltarme.

Me mentalizo calmarme y decirme a mí misma que lo voy a hacer bien.

Tomando un bocado de aire, salgo resonando mis tacones color negro por el largo pasillo de piso metalizado blanco que le da un toque extravagante y exótico a la empresa.

Aunque todo el sitio parece de una jodida película.

Una chica con unas cuantas curvas definidas y el rostro más frío que un hielo me espera entre uno de los escritorios que se encuentra vacío y supongo que es el mío.

— Hola, mi nombre es Antonella y soy la nueva secr...— y sin dejarme responder ni aceptar mi mano que se encuentra extendida, me entrega un capuchino y una libreta.

Empezamos mal.

— Todos sabemos quién eres, Johnson.— me dice sin alguna expresión y bajo la mano encogiéndome de hombros.— el señor Vélez te espera en su oficina, para darte algunas indicaciones.

Se da la vuelta y yo aprovecho para dejar mi bolsa y el abrigo que tengo puesto sobre mi escritorio.

Cuando vuelve a mirarme me mira con despreció y yo arrugó el ceño notando su mirada, pero tampoco voy a estar con esto encima cuando tengo el cuerpo de una modelo que lucir.

— No intentes coquetear con el Señor Vélez, el jamás te hará caso y si lo intentas probablemente estarás despedida al primer dia...— sonríe malvadamente y debo apretar los labios para no soltar una carcajada— como todas.

Dejo el capuchino en el escritorio y la libreta me la quedo.

— No te preocupes, se por que estoy aquí .— entonces camino hacia la puerta donde un pequeño gafete descansa en la puerta con el nombre de DIRECTOR VELEZ.

Picó la puerta acomodando mi falda que se encuentra un poco arrugada y entonces las manos vuelven a temblarme cuando escucho la grave y dura voz de el jefe, diciendo:

— Adelante.

Recomponiendome de mi estabilidad emocional, sonrió y miro sobre mis hombros hacia la secretaria que no me quita los ojos de encima.

Abro la puerta lentamente y comienzo a acercarme con una postura firme y una expresión tranquila y relajada que oculta todo el remolino de sentimientos que me recorre las venas ahora.

Y no es nervios, es la adrenalina de estar frente a él gran Vélez.

Cuando sólo el escritorio separa nuestros cuerpos me detengo.

— Mucho gusto, Soy Antonella Johnson— le extendi mi mano nerviosa al ver cómo nisiquiera se dignaba a mirarme.— Su nueva secretaria señor Velez.

Entonces dió un breve vistazo hacia donde me encontraba parada y volvió a mirar a sus papeles, entonces cuando estaba por girarme y renunciar en mi primer día de trabajo, ví como me miraba fijamente con una mirada tan coqueta y dulce que casi moja mis bragas.

Estamos en problemas, en graves problemas.

Se levantó y camino hacia mi, sin dejar de sonreírme.

Todo aquello pasó en cámara lentamente por mi mente que incluso llegue a pensar que el mundo se había detenido.

— El gusto es mío, señorita Antonella.— misuto coqueto para besar mi mejilla con delicadeza—  no todos los días se puede ver a una obra de arte como lo es usted por mi humilde empresa.

Eso es algo que lo sé de memoria, pero para no mostrarme engreída le digo:

— Viniendo de una persona como lo es el gran Señor Vélez siento que sobrepasa a un alago.— sonrió ladinamente y entonces me doy cuenta que todo los nervios han desaparecido de mi cuerpo y la estabilidad abunda en mi piel.

— Debe saber que yo jamás miento y alabo a una mujer, pero usted merece más que un simple alago.—sonrie mostrando la perfecta hilera de dientes blancos que posee y por un momento me pierdo en sus rosados y carnosos labios.

Por que parece que me gritan: Bésame.

— Si sigue diciéndome esas cosas me hará sonrojar.— sonrie dulcemente mirándome acordando la distancia de nuestros cuerpos, hasta sentirlo tan cerca de mi.

Y dios, parece que el aire comienza a faltarme.

Enseñame Daddy|| Christopher VelezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora