Enseñame Daddy|| Christopher Velez

30. Es mi pasado

          ━━━━━━ • ✿ • ━━━━━━

             ANTONELLA JHONSON

           ━━━━━━ • ✿ • ━━━━━━

Durante mucho tiempo me he preguntado si soy feliz, hoy con toda seguridad puedo decir que es así. Siento que estoy flotando, nadando en una nube llena de alegría que abarca cada una de mis emociones y la llena de sentimientos positivos haciéndome sentir unica.

Y solo puedo acurrucarme mas en el causante de todo esto mientras lo abrazó con todas mis fuerzas.

—¿Amaneciste cariñosa o caliente?— me pregunta burlón y me deja caer de la nube que estaba alcanzando mientras lo miro mal.

— Christopher, matas el buen momento —me quejo separándome mientras me acomodo en el asiento del auto cruzandome de brazos.

— Deja de ser berrinchuda y dame un beso— me ordena y lo ignoro mirando por el vidrio polarizado los sitios que recorremos camino hacia mí departamento—. Hazme caso, soy tu jefe.

— Me vale.

— Antonella, dame un beso.

Lo sigo ignorando y oculto la sonrisa que se me forma en los labios cuando lo escucho gruñir.

— No quiero — miento cuando siento sus manos tirar de mi brazo.

La fuerza es mucha más y logra voltearme estrellando sus labios en los míos prendiendome en el fogoso deseo que me lleva su mero toque.

Y es que hay personas que llegan arrasando todo a su paso, la prueba de ello es Christopher que me arrastra con él y yo feliz lo sigo sin protestar, por que ¡Diablos! Amo estar junto a él.

—¿Quieres desayunar conmigo antes de irnos a la empresa? —pregunta contra mis labios y asiento dejando un último beso en ellos saliendo del auto seguido de la maleta que traía conmigo—. Te ayudo.

—No está tan pesada, tranquilo.

Hace caso omiso a mis palabras y la lleva hasta dentro del edificio y saludo al guardia de turno que no es Freddy siguiendo a Christopher detrás.

— Ponte guapa, volveré lo más rápido que pueda.

— Tu también, aunque siempre eres un placer para mí vista — lo chuleo y se ríe dejando un beso en mi frente antes de perderse y hago lo mismo entrando al ascensor.

— ¿Le ayudo señorita?— me pregunta el guardia y niego con una sonrisa.

— Gracias pero no, mejor termina de comer. Se te puede enfriar.

Asiente caminando hasta su puesto mientras las puertas se cierran y espero pacientemente llegar a mi piso mientras pienso en lo que usaré.

Pronto llegó al piso y meto la tarjeta junto a la clave permitiéndome el paso a mí apartamento dejando las llaves en la mesita que tengo en la entrada y me detengo de golpe cuando escucho música en la cocina y corro hacia allá sin pensarlo.

El sol se cuela por la ventana y trato de observar al intruso pero no veo nada ya que nadie está en el sitio pero las ornillas de la cocina están prendidas en fuego y...

—¿Que son estas horas de llegar jovencita?—la persona habla detrás mío causandome un susto de mierda mientras me giro con rapidez y miro mal a la causante: Mi madre.

—¿Es encerio Annette? ¿Irrumpir en mi casa sin permiso?— pregunto indignada y veo como le resta importancia mordiendo una manzana con un albornoz cubierto su cuerpo y el pelo de recién levantada.