34. Me gustas, ¿follamos?

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ERICK COLÓN

La temperatura de mi propio departamento me sofoca, así que deslizó mis pantalones de pijama de mi cuerpo quedando totalmente desnudo ya que no llevo nada debajo.

Durante más de media hora doy vueltas en la cama sin poder dormir y cansado de la situación quito las cobijas de mi cuerpo saliendo de mi alcoba medio dormido caminando como sonámbulo hacia la cocina.

Tomo un vaso de la estantería y abro el grifo de agua llenándolo mientras bostezo mirando el reloj que marca las 3:15 A.M.

En nada me lo termino aprovechando para  lavarlo ya que por la mañana apenas tendré tiempo de bañarme y cambiarme antes de salir a la oficina.

El maldito trabajo me tiene agotado hasta las neuronas y ni tiempo de ir a algún bar o club e tenido ya que me quedo hasta bien tarde terminando todo para mañana no quedar saturado con tanto trámite.

El estrés es normal en mi vida cotidiana pero la abstinencia no y es por ello que apenas puedo dormir ya que tengo una inquilina que...

—Señor Colón yo... ¡Dios perdón! —grita tapándose los ojos con las manos tratando de no mirarme.

Río colocando nuevamente el vaso en su sitio antes de colocarme detrás de la isla para que se le pase la vergüenza que tiene.

— No hay de que preocuparse, solo es un pene, toda la población masculina la tiene —le resto importancia al asunto sonriendo con picardía cuando intenta ver mi zona que ahora está cubierta gracias al cemento.

— Esto es vergonzoso —hace un mohín y sonrió permitiéndome apreciarla ya que las pocas veces que nos hemos topado ha sido de salida al trabajo y rara vez en los almuerzos.

Siempre vistiendo su uniforme de la empresa. Cuando la evaluó paso saliva maravillado con lo que mis ojos observan.

La blusa blanca de tiras apenas esconde los pezones que comienzan a levantarse con mi pesada mirada, el short corto me deja apreciar sus delgadas piernas y el moño medio amarrado me deja ver sus hombros y clavícula.

De pronto me siento mareado y lamo mi labio inferior mostrando mi lado sucio.

— ¿Que deseas Dinora? —doy una gran zancada mostrando mi polla que cobra vida propia endureciendose.

— Yo...—sonrio cuando mira mi virilidad y me acerco más a ella para que tenga una mejor visión.

— ¿Si?—sus ojos se dilatan cuando los enfoca en mí, mientras el rubor se epodera de sus mejillas.

Es una mujer inocentemente candente.

— Me gustas —sonrie de lado dejándome entumecido con sus palabras mientras alza los brazos sacándose la blusa dejando sus pechos al aire—. ¿Follamos?

Error mío dar opinión de buenas a primeras.

— Si.

No espera ningúna otra palabra ni movimiento sino que coloca sus manos en mi pecho acariciándolo mientras las baja llevandolas a mí verga que se alza aún más con su toqué.

— Dura, gruesa y grande —la describe dándole un leve apretón que me nubla la mente—. Como me gustan

Sonrió saliendo del shock a la vez que llevo mi mano hacia sus pechos que llenan mi mano y la otra dentro de su ropa mojandola cuando la siento.

— Redondo, bonito y suave —paso mi lengua por su aureola a la vez que deslizó mis dedos por su abertura—. Mojada y estrecha. Perfecto.

Sonríe encantada acercando su rostro al mío mordiendo mi labio inferior cuando lo tiene a su disposición.

Enseñame Daddy|| Christopher VelezWhere stories live. Discover now